Tiempo y vida

Antonio Beltrán Martínez y el arte rupestre en la Región de Murcia

Miguel Ángel Mateo Saura

A lo largo de los más de 110 años de investigación transcurridos desde el hallazgo de las primeras pinturas rupestres en 1912, el arte prehistórico de la Región de Murcia ha acaparado el interés de los principales investigadores sobre la materia. Desde los pioneros como Henri Breuil, Juan Cabré o Hugo Obermaier, hasta aquellos otros que, como Francisco Jordá, Eduardo Ripoll o Pilar Acosta, recogiendo su testigo, han protagonizado los estudios sobre el arte rupestre en España durante la segunda mitad del siglo XX. Pero de entre todos ellos, si ha habido alguien que ha mantenido una especial vinculación con Murcia y su arte prehistórico, este ha sido Antonio Beltrán Martínez (Sariñena, 1916 - Zaragoza, 2006).

El primer contacto de Antonio Beltrán con nuestra Región se produce en 1943, cuando es destinado a Cartagena para cumplir con el servicio militar. Allí conoce a Emeterio Cuadrado, ingeniero que trabaja en el proyecto del Canal del Taibilla, además de ser concejal de Cultura y teniente de alcalde de la ciudad. Es entonces cuando Cuadrado promueve la creación del Museo Arqueológico Municipal, del que Antonio Beltrán será su primer director. Aquí permanece hasta 1949, cuando obtiene la cátedra de Arqueología, Epigrafía y Numismática en la Universidad de Zaragoza.

Antonio Beltrán Martínez y el arte rupuestre en la Región deMurcia

Antonio Beltrán Martínez y el arte rupuestre en la Región deMurcia

En 1962 se descubren las pinturas del Barranco de los Grajos, en Cieza. Informado de ello por Manuel Jorge Aragoneses, director del Museo Arqueológico de Murcia, se encargará de su estudio el profesor Beltrán. Este llega a la localidad el 16 de julio de 1965 para hacer una primera toma de datos, volviendo en octubre de 1968 con el fin de comprobar la validez del dibujo de las pinturas realizado en su anterior visita y completar el registro de las figuras pintadas. Los trabajos desarrollados culminaron con la publicación de un par de libros y varios artículos, alguno de ellos editado en el extranjero. La labor de Antonio Beltrán no pasó desapercibida para los ciudadanos de Cieza ni de Murcia en general. De sus estudios se hizo eco la prensa regional, y en la ciudad era tal el entusiasmo que despertó que fue distinguido como Popular OJE 1970. También fue invitado a participar en la revista oral Voces, dependiente de la Delegación de Juventudes, impartiendo una conferencia sobre las nuevas pinturas.

Entre ambos viajes a Cieza, en 1967 se desplaza a Moratalla, a raíz del hallazgo, un año antes, de unas pinturas rupestres en las proximidades de la población del Calar de la Santa. Si bien por entonces ya había un estudio en marcha por parte de su descubridor, Jaime Carbonell, el profesor Beltrán, enterado de las novedades como ocurriera años antes por el propio Manuel Jorge Aragoneses, acude al lugar para hacer su propio trabajo de documentación. Ello propició, a la vez, que se descubriera otra covacha con pinturas en el mismo barranco que las primeras, que denominó como Fuente del Sabuco.

Antonio Beltrán Martínez y el arte rupuestre en la Región deMurcia

Antonio Beltrán Martínez y el arte rupuestre en la Región deMurcia

A comienzos de 1984 se suscita en Murcia una encendida polémica cuando un pintor de Cehegín afirma públicamente que las pinturas de las cuevas de la Peña Rubia las había hecho él años atrás. El revuelo fue notable, con portadas en la prensa local y nacional, programas de radio e, incluso, de televisión. Para poner luz sobre la cuestión y zanjar la controversia se recurre al profesor Beltrán. Este pone en marcha un riguroso programa de actuación, que incluye análisis de variada índole, entre ellos químicos y geológicos. Los resultados de esos estudios confirman la autenticidad de las pinturas y, con ello, se cierra la discusión. Unos años después, en 1988, Salvador Llorente y Cristóbal Llorente descubren en una cueva de Sierra Espuña una extraña figura, pintada en color rojo, que no se asemeja a nada de lo conocido hasta entonces en los distintos estilos de arte rupestre. Una vez más, se solicita el asesoramiento de Antonio Beltrán, para que aporte algo de luz sobre el tema. Desplazado hasta allí pocos días después del hallazgo, reconoce lo anómalo de la representación, aunque aboga por su inclusión en el arte esquemático. En su inspección deja caer la posibilidad de que lo representado sea una curiosa figura de barco.

En todo caso, al margen de la importancia de sus estudios en diferentes yacimientos murcianos que, hasta la llegada de jóvenes licenciados en los años ochenta, fueron el pilar que sostuvo la investigación del arte prehistórico en Murcia, la figura del profesor Beltrán trasciende mucho más allá. Sus viajes a la Región eran frecuentes. Le gustaba conocer de primera mano las novedades que se iban produciendo, como cuando visitó las pinturas paleolíticas de Cieza en 1992. Si se le solicitaba la redacción del prólogo para un libro, apenas pasaba tiempo para que el autor lo tuviera en su mano. Y allí donde se le requería para impartir una de sus magistrales conferencias, iba gustoso. Pero, por encima de todo, era una persona muy accesible para quienes nos iniciábamos en el estudio del arte prehistórico, lo cual era de agradecer. Prácticamente todos los estudiosos que, a día de hoy, aún sustentamos la investigación del arte rupestre regional, hemos bebido de su saber y aprendido de su forma de trabajar. Sin duda, Antonio Beltrán Martínez ha sido, y siempre será, uno de los investigadores más influyentes en la historia de la investigación del arte rupestre murciano.

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