ERRE QUE ERRE (rock and Roll)

Nadie es para tanto

Jutxa Ródenas

Jutxa Ródenas

Luego te diste cuenta que no era para tanto. Seguramente casi nadie lo es, pero mientras... Uy, mientras. Descuidaste que era todo una metida, la gran mentira, porque te avisó. Es imposible pensar por un instante que ese que por las noches te arropa y te susurra al oído que te va a cuidar es en realidad tu peor enemigo.

No quieres pararte a analizar qué pasa, Buda comparaba nuestra mente con un mono borracho que se movía sin parar de un pensamiento a otro, situación poco esclarecedora para quien quiere evitar esta regla de jugar en contra, es necesario encontrar una alternativa que nos aclare e intente explicar cómo pudimos sucumbir al encanto de la mentira, cómo creímos alguna vez en el calor del hogar tras descubrir que quien entonaba la amistad sería tu látigo, fusta de doma con siete puntas que sin rozarte te quemó la espalda. La trampa del engaño es desordenada, compleja, una experiencia traumática para la salud mental que mantiene su poso por muchos años que pasen.

Nadie es para tanto

Nadie es para tanto / Jutxa Ródenas

Ayer revisaba mails de una antiguo saco de mentiras que una vez pasó por mi vida y fue tremebunda la sensación de ahogo que me produjo la lectura de todas esas falacias y promesas petulantes que un día soltó sin medir las consecuencias. Valga el ejemplo para, tristemente, poner en cuarentena a los que vendrán por lo que ensució el que una vez admiraste, quisiste o sirvió de inspiración; es demasiado triste la concesión a la que nos hemos acostumbrado, con frecuencia subestimamos el más mínimo acto de cuidado si previamente por nuestro lado ha pasado un huracán cargado de humo contaminado, del que provoca ardor y goteo en los ojos sin el más mínimo miramiento. Lluvia ácida que cala los huesos provocada por el que te habla en tercera persona para despistar.

Tramperos que danzan al son de Cheat (The Clash) , los que convierten sus contradicciones en tu absoluta realidad, obtén un mantra,que los que nunca encuentren una razón para jugar limpio cuanto más lejos mejor, y a poder ser, olvidado.

Pero jamás arrepentirse de haber tenido un comportamiento correcto con la persona equivocada, así nos solape el sentimiento de culpa. No fue demasiado lo que demandamos si tenemos en cuenta que se lo pedimos al ser equivocado, de esas que colapsan una sociedad cada vez más incierta, la que no pone el grito en el cielo cuando una descerebrada humillada públicamente por un notorio bofetón suelta a bocajarro que su marido le pega lo normal, y clama su venganza hacia los que le han querido parar los pies a este energúmeno a ritmo de reguetón en Tik Tok.

Ya lo plasmó mi querido Pablo Carbonell en su última novela: el nombre de los tontos está escrito en todas partes, demasiado cerca para mi gusto.

Suscríbete para seguir leyendo