Entre letras

El fluir de los días

El fluir de los días

El fluir de los días / Francisco Javier Díez de Revenga

Francisco Javier Díez de Revenga

Jaime Siles (Valencia, 1951) acaba de publicar su último libro, Doble fondo, en la colección Visor de Poesía. Una excelente ocasión para recuperar a uno de nuestros mejores poetas españoles contemporáneos, que, tras dilatada y venturosa trayectoria, da a conocer este poemario repleto de nuevos intereses, aunque definido por el estilo tan personal de Siles, por su mundo inconfundible, sus espacios, y sus asuntos más genuinos que marcan su permanencia sobre el tiempo. Pero las novedades son muchas. Y la más importante es la perspectiva desde la que el libro está concebido, una mirada encendida sobre la existencia y su transcurrir, que le permite regresar a tantos escenarios reconocibles en su poética. Quizá por eso, el título, Doble fondo, sea, además de muy expresivo, simbólico, al reflejar un espacio suplementario, más o menos recóndito, en el equipaje de la vida y del tiempo.

Recuperamos al poeta de la palabra intensa, filólogo al fin y muy avezado, que ha sabido conjuntar toda clase de expresivos encuentros semánticos que no dejarán de sorprender al lector habituado a su poesía. Incluso un poema alude justamente a esa semántica personal que define su idioma inconfundible.

Como se recupera también al poeta de siempre, al de las estructuras clásicas, entre las que sobresalen los espléndidos sonetos dispersos por el libro, sonetos incluso octosílabos, el verso castizo castellano tradicional, que Siles rescata con toda su intensidad, en las series arromanzadas en agudos, que nos devuelven al versificador castellano más auténtico. Todo lo agradece el lector, porque la poesía, la excelente poesía, tiene unas leyes que siguen estando vigentes, y Siles no solo las conoce, sino que las intuye y las emplea a placer.

Comparecen en el libro, desde la madurez, asuntos que también son muy de su imaginario personal. Desde luego la tensión del tiempo y de la edad, recreada incluso compartiendo ansiedades con sus clásicos latinos, tan presentes siempre en sus poemas, esa edad augusta desde la que el poeta se detiene a contemplar su estado, su presente, su propia existencia de hoy, en la que también están muy vivos los recuerdos familiares, la figura del padre entre ellos, más que una devoción, una unción. Y desde ese espacio tan personal surge también la reflexión sobre su propia realidad, su propia identidad en el presente, reconociéndose en el mundo que le circunda, desde el que revive asombros y gozos, con el mar al fondo, siempre tan cercano. Trasciende de lo puramente poético hacia una metafísica sobre el ser en el tiempo, sobre el trascurrir de los espacios vitales y el fluir de los días y de los años.

De gran valor es su reflexión sobre el poema, sobre la escritura, sobre el papel en blanco que espera los versos que lo convertirán en poesía, que también procede de su trayectoria anterior en la que sus reflexiones metapoéticas nunca han faltado. La poesía como encuentro, la poesía como consolación, pero también la poesía como creación imparable y fructífera, promotora de sentimientos y de pasiones.

No menos valiosa es la capacidad constructiva que ha desarrollado Siles al cohesionar y conjuntar su Doble fondo. Porque la estructura establecida no es ni mucho menos inocente; y, si se inicia con la serie de veinticinco canciones arromanzadas bajo el rótulo latino de Ars poetica, no lo son menos las otras cuatro secciones en que el libro se organiza.

En Aire acabado, surge el homenaje al admirado Vicente Aleixandre, enigmático en la meditación de la existencia, con reflexiones sobre el poeta en el tiempo y relecturas de admirados maestros, entre ellos Séneca, pero también Virgilio y Horacio.

En Vidas paralelas vuelve el tiempo, el mar y la tarde a encontrar al poeta enfrentado como tantas veces al papel de su escritura buscando en la existencia la explicación del mundo y de sus gozos, aunque surjan también las sombras. Espectros es el enlace con la indagación del propio yo del poeta, de su identidad y de su presencia en el mundo, recuperando, desde el tiempo trascurrido de toda una vida hasta el presente, esas imágenes que han permanecido en la memoria hasta llegar a un agónico ubi sunt especular, reflejo de la introspección más contundente.

Y el libro se cierra con los poemas de Invocación y plegaria, en los que Siles recupera de su Salamanca adorada a Fray Luis de León y a Unamuno para mirar con ansiedad, pero con entusiasmo hacia el futuro, en su pasión por el saber y oyendo sus propios pasos por la vida para, tras la oración postrera, asistir a su propio epitafio, con el que clausura con intensidad este espléndido poemario, ingeniado con envidiable cohesión y originalidad expresiva.