EL BLOG DEL FUNCIONARIO

Libro blanco de la Atención Primaria

Manifestación en apoyo de la huelga de médicos y pediatras de Atención Primaria

Manifestación en apoyo de la huelga de médicos y pediatras de Atención Primaria / Borja Sánchez-Trillo

Miguel H. Valverde

Miguel H. Valverde

Vamos en dirección al precipicio y nadie hace nada, más aún, aquellos que su única ocurrencia es poner dinero encima de la mesa para que los facultativos de primaria trabajen mañana y tarde me temo que no son conscientes de que lo único que conseguirán será acelerar aún más el deterioro de la atención primaria.

Igual que Thelma y Lousie, aquellos Gobiernos autonómicos que intenten calmar el tremendo dolor que sufre la atención primaria con billetes y cheques, muchos de ellos sin fondos, terminarán igual que Susan Sarandon y Geena Davis.

Existen algunas voces que llevan años advirtiendo de la insostenibilidad de un sistema donde el negocio sigue ganando adeptos por la puerta de atrás, un sistema donde los Caballos de Troya abundan por todo el territorio sanitario.

Hay demasiados intereses empeñados en que el sistema colapse, que todo salte por los aires, y como dice el dicho popular: A río revuelto, ganancia de privatizadores.

Por eso, el acuerdo alcanzado en la Región de Murcia con la creación de plazas de estructura debería ser el ejemplo a seguir, aunque ahora tiene el reto del más difícil todavía: cubrir dichas plazas. Si lo consigue, la Región puede ver alejarse el monstruo de la privatización, un monstruo que sigue devorando los cimientos de la sanidad pública de muchas comunidades como Madrid o Cataluña.

Son muchos los intereses que no ven con buenos ojos que los diferentes gobiernos apuesten por políticas de prevención, ello supondría rebajar de manera cuantiosa el gran negocio que supone las enfermedades y sus derivadas.

¿Se imaginan por un momento que en Murcia, por ejemplo pudiéramos erradicar el consumo de tabaco, que tuviéramos nutricionistas en hospitales y colegios, que la contaminación no enviara miles de personas a urgencias o que el alcohol no enviara a miles de personas a los centros de salud y hospitales?

¿A quién interesa una sociedad enferma hasta la médula, donde los fármacos ¡ay esa industria farmacéutica, cuánto daño hace al sistema! ya no caben en un solo cajón, unas urgencias que colapsan cada dos por tres, que las listas de espera para pruebas especiales se desborden, o que las listas de espera en quirófano se conviertan en algo parecido a la Penélope de Serrat?

¿Se han preguntado alguna vez qué pasaría si en vez de contratar médicos, apostáramos por bajar sustancialmente el numero de enfermos? Quizás, solo quizás, no solo conseguiríamos una sociedad más saludable, sino que haríamos de la sanidad un servicio sostenible.

Sería bueno que el nuevo ministro o ministra (llevamos, por cierto, diez en los últimos doce años, así es difícil que algo funcione) convocara el Consejo Interterritorial de Sanidad y propusiera como único punto del orden del día la elaboración del Libro Blanco de la Atención Primaria como base fundamental para el sostenimiento de la sanidad pública en su conjunto.

Mientras eso no ocurra seguiremos caminando en dirección al precipicio. Hoy es la sanidad pública madrileña, valenciana y catalana, entre otras, las que avisan. Si no hacemos caso, si no actuamos en base a los que sí creen en la sostenibilidad del sistema, que los hay, dentro de menos de lo que muchos imaginan la sanidad pública tal y como la conocemos hoy en día formará parte del recuerdo, como Thelma y Louise.

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