ERRE QUE ERRE (rock and Roll)

A los que más saben

Jutxa Ródenas

Jutxa Ródenas

Arrancaron los árboles en domingo y nos dejaron sin sombra... Acercarse al declive de la semana como quien busca agua o espejismos, y darte cuenta de que otra vez han pasado siete días sonando como música que araña en el alma, de nuevo la experiencia irrealizada por dejar pasar los días. O no, para muchos una semana puede suponer un proyecto de vida, que nos disculpe la felicidad por seguir equivocándonos, que nos perdone la coincidencia por querer llamarla felicidad.

A los que más saben

A los que más saben / Jutxa Ródenas

Me invitaron a entregar unos premios que concedía un barrio de Murcia con motivo de sus fiestas. La asociación de comerciantes otorgaba a un músico del que no desvelaré su nombre, puesto que el premio es mañana, la insignia de hijo predilecto. Dicha celebración tendría lugar en el centro de mayores, y presa de la intriga por saber el público que me acompañaría me he dispuesto a pasar a saludar esta mañana.

¿En qué momento nos volvimos tan absolutamente intolerantes contra la vejez? El ideal coetáneo desvaloriza por completo la gran fuente de sabiduría que son los ancianos, seres absolutamente frágiles a los que, en el mejor de los casos, desplazamos a lugares para que otros se ocupen de ellos, y en la no tan ideal de las ocasiones, marginamos. Esta sociedad no nos provee del tiempo necesario para cuidar a quiénes tanto nos han cuidado, incluso brinda la concesión del rechazo, el desprecio y el olvido sin pagar la cuota correspondiente a las negligencias que no hace tanto hemos cometido con ellos.

Nadie les ha pedido una disculpa, nadie ha pagado por la desidia y falta de humanidad demostrada, y aún así nos han perdonado. Sin casi reconocernos, nos regalan tolerancia y su mejor sonrisa, pasando por alto el grave descuido que todos cometemos evitando compartir nuestro valioso tiempo con ellos.

Pocas son las canciones escritas a los que han llegado a viejos, y aunque las hay preciosas, cómo Veronica, la sonata que firmaron Elvis Costello y Paul McCartney, en la mayoría se refleja lo peor de la senectud y lo terrible que puede resultar la pérdida de memoria alternada con momentos de lucidez. Poco pensamos en la vejez cuando se es joven, pero a medida que cumplimos años es casi inevitable no tomar conciencia de que el ocaso está más cerca de lo que creemos.

Ahí toca pararse a reflexionar, analizar y valorar una sencilla pregunta: ¿Qué tienes pensado hacer el resto de tu vida, junto a quién y de qué forma estimas pasarla? Entonces vuelves a mirar la mano de la anciana, ella aprieta la tuya con benevolencia, consideración y máximo respeto, ha perdido el miedo por un instante porque se siente protegida por primera vez en mucho tiempo.

Y piensas, tranquila, aún no es tarde para volver a conectar con tu propósito y vivir la vida que deseas. Son las enseñanzas de una herencia intangible que nos da quien ya ha superado casi todas las adversidades, no es menester hacérselo más difícil.

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