El prisma

Batacazo socialista

Prospectiva política regional para 2023

Pablo Molina

Solía decir Giulio Andreotti que el poder desgasta, pero sobre todo al que no lo tiene. El viejo líder de la democracia cristiana italiana, un movimiento político de raíz humanista convertido durante décadas en receptáculo de toda la corrupción que no podía gestionar el Partido Socialista Italiano de Bettino Craxi, señaló en frase feliz una circunstancia fundamental para entender la alternancia en la política: es mejor desgastarse en el poder que no ejercerlo durante periodos prolongados.

La frase le viene al pelo al PSRM-PSOE, una franquicia socialista cuya trayectoria en el último cuarto de siglo debería ser estudiada en los centros de estudios sociales como ejemplo de lo que ocurre cuando un partido defiende los intereses de sus dirigentes antes que el de los ciudadanos.

Es evidente que el castigo al PSOE en las próximas autonómicas y locales en toda España va a ser descomunal, algo perfectamente asumido por la mayoría de votantes socialistas, que ven en la gestión de su Gobierno una conjunción diabólica de traición e incompetencia en grado sumo. Pero no solo en asuntos tangenciales debidos a la necesidad de mantener apoyos parlamentarios de todo Gobierno en minoría, sino en cuestiones de fondo como las reivindicaciones del feminismo clásico, que los ministros podemitas han hecho saltar por los aires con su sectarismo irracional y profunda burricie jurídica.

Pero Murcia es también aquí un caso particular, porque los errores del PSOE local sobrepasan con creces las traiciones de Sánchez en el ánimo del votante medio, de tal manera que, mientras el presidente del Gobierno es un activo tóxico en el resto de autonomías y municipios, en el caso de nuestra región puede ser incluso un acicate para estimular el voto socialista. A estas simas de descrédito han llegado los dirigentes socialistas locales, de la mano de un pobre José Vélez atado de pies y manos para ejercer un liderazgo independiente, no en vano fue el hombre de Sánchez en esta demarcación cuando intentó asaltar por segunda vez la secretaría general del PSOE, motivo por el cual fue recompensado, quizás, por encima de sus posibilidades.

El hostión del PSOE en Murcia el próximo 26 de mayo se da por hecho, a falta de conocer las dimensiones exactas del trompazo. A su izquierda, Podemos parece una baza sólida para consolidar sus excelentes resultados anteriores, en los que aumentó un 100% su representación parlamentaria: la ultraizquierda solía tener aquí un diputado y ahora tiene dos. Guau.

Podemos dar por hecho también la desaparición de Ciudadanos en la Región de Murcia, un entierro gozoso que mejorará sustancialmente la calidad democrática de nuestras instituciones, puesto que la gestión política de estos advenedizos en la presente legislatura ha consistido en una mezcla grotesca de incompetencia, filibusterismo y traición a partes iguales.

Aquí la única incógnita es saber qué grado de dependencia tendrá López Miras respecto a Vox, un partido que rechaza abiertamente la legislación sobre el Mar Menor (los peperos también, pero ellos tienen que disimular), sin cuyos votos no parece probable que el PP mantenga San Esteban, a pesar de lo que indiquen las risibles encuestas cortesanas. De hecho, las verdaderas encuestas internas que manejan ambos partidos señalan una subida exponencial de los conservadores. Un resultado apabullante de Vox en Murcia supondría el fin de López Miras y la apertura del PP local a un nuevo liderazgo. Conviene recordar que el partido de Abascal ya ganó aquí unas elecciones, las generales de 2019, por lo que un empate técnico o incluso una victoria sobre el PP desencadenaría una cadena de efectos de lo más sugestivo. En menos de seis meses se verá.

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