Espacio abierto

La manosfera

Ilustración de Leonard Beard.

Ilustración de Leonard Beard.

Colectivo de Mujeres por la Igualdad en la Cultura

El avance imparable del feminismo que se puso de relieve en las masivas manifestaciones de 2018 y en la viralización del fenómeno del #metoo ha tenido una reacción por parte del machismo, una reacción dolida y rencorosa. Como si de niños malcriados se tratara, los machistas piensan que el avance de las mujeres es inmerecido, exagerado, innecesario, que mina sus intereses y que acabará por destruir la sociedad tal y como la conocemos. Porque para ellos la mujer debe volver a ocupar su histórico papel de servidora de los hombres, que para eso fue creada. Y en ese brote de rabia y frustración juega la violencia un papel incuestionable.

En 2016 un grupo autodenominado El Retorno de los Reyes, The return of the kings, originado en EEUU y extendido por varios países, incluido España, organizó un encuentro en Barcelona, que posteriormente fue cancelado. Y no es de extrañar: este grupo reclamaba más derechos para los hombres y menos derechos para las mujeres, pedía que se retirara el derecho a voto a las mujeres y que se legalizara la violación. Se trata de un ejemplo elocuente de la violenta reacción que el avance del feminismo está teniendo en el mundo. 

Parte de esa reacción, cuyas claves son negación y frustración, se ha refugiado en las redes constituyendo lo que se ha venido a llamar la manosfera (de ‘man’, hombre en inglés), generando un contenido abiertamente machista e incluso, en determinados grupos, violento, banalizando la agresión sexual (comparten memes y bromas del tipo: no lo llames violación, llámale sexo sorpresa; no es violación si ella está dormida, etc) y presentando a los hombres como víctimas de unas mujeres malvadas y manipuladoras cuya única obsesión es emascularlos. 

Del mismo modo que el machismo es una violencia que se ejerce contra las mujeres por el mero hecho de serlo, el racismo es un tipo de violencia que se da contra una persona por el mero hecho de ser de otra raza. Los grupos de las manosfera vendrían a ser al machismo lo que el supremacismo blanco al racismo. No podemos olvidar que machismo y racismo son frutos del mismo árbol. Existe una politización del antifeminismo encabezada por los partidos ultras de todo el planeta que, con fines electoralistas, recogen el voto de ese sector de la población masculina que ve peligrar su hegemonía y su poder. Sobre este tema conversó +mujeres en Radio Compañía recientemente: https://radiomolina.com/podcast/la-reaccion-misogina-ante-el-feminismo-ningun-avance-sin-resistencia/ 

Recordemos aquí, aunque sea una obviedad, que en trescientos años de feminismo los derechos de las mujeres han evolucionado más que en toda la historia de la civilización humana. Y todo ello de forma incruenta. Que una revolución tan radical se haya producido sin conflicto armado también es una novedad en nuestra civilización. Una novedad que debería hacernos reflexionar.

Un estudio del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la FAD ha hecho un seguimiento del conjunto de subculturas que se mueven en Internet propagando un discurso misógino y ha advertido de su penetración entre los más jóvenes.

Los grupos que componen la manosfera suelen copiar corrientes americanas. Son de lo más variado y van desde los gurús de la seducción que desean lo que desprecian y comparten disparatados trucos para ligar (síguela por la calle y cuando esté a solas le robas un beso; si no te detiene antes la policía por acoso, cabría añadir), hasta los incels (involuntarily celibate) que han construido una ideología política violenta en torno a la injusticia de las mujeres que se niegan a tener sexo con ellos, pasando por los Activistas por los Derechos de los Hombres (MRA, men’s rights activsits) que comparten la convicción de que existe «una conspiración feminista que tiene como objetivo subyugar a los hombres» o los Men who go their own way (Hombres que siguen su propio camino) y que creen que el feminismo «supondrá el fin de la sociedad».

La reacción machista se pone al día, moderniza el modo de emisión de su mensaje, ocupa un espacio en redes. El patriarcado cambia de disfraces pero no de intenciones.

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