Divinas palabras

Dios hace posible lo imposible

Bernardo Pérez Andreo

En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó:

«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá». Lucas 1, 39-45

Bienaventurada la que ha creído, porque lo que el Señor ha dicho se cumplirá

Evangelio del cuarto domingo de Adviento. A. 18-12-2022

El domingo previo a Navidad, la Iglesia nos propone como lectura el texto de Lucas donde nos cuenta cómo María fue a visitar a Isabel a la montaña de Judá. Isabel está embarazada de Juan el Bautista y ambas mujeres se alegran de las maravillosas noticias. En ambas hay un impedimento para los embarazos. En el caso de Isabel es la esterilidad, en el de María que aún no está casada. Sin embargo, en ambas Dios hace posible lo imposible, contra las convenciones humanas, contra los reinos de este mundo, Dios hace que la justicia y la misericordia estén por encima de la violencia y el odio. Isabel la estéril y María la virgen conciben y portan en su seno la luz que ilumina al mundo. En ambas, la concepción está precedida de la aceptación de una palabra que las supera. No saben cómo, pero Dios ha hecho maravillas para que los hombres puedan vivir en este mundo la dignidad de ser humanos sin estar sometidos al designio del imperio de la soberbia y la opresión, sin estar sometidos al pecado.

Dios hace posible lo imposible en la historia, pero necesita de una aceptación por parte de los hombres, de una simple aceptación. Dios necesita que haya un corazón que lo acoja, como el de María, para poder hacer maravillas en la historia. Basta un corazón abierto a Dios para que lo que parecía imposible se haga realidad palpable, para que los pobres y desdichados de este mundo vean su salvación, para que los oprimidos conozcan su liberación. Por eso, Isabel se llenó de un gozo indescriptible ante María y la bendijo por haber creído que todo esto es posible. Y por eso, María cantó las alabanzas del Dios que «derriba a los poderosos de los tronos y ensalza a los humildes; acoge a los pobres y los colma de bienes y despide vacíos a los ricos».

Preparar el Adviento significa transformar nuestra mirada para poder ver en nosotros y en el mundo esa realidad amante en la que Dios se hace presente, pues no se trata de que la bondad en el mundo remita a Dios, sino que Dios está en la bondad del mundo. Si la bondad remitiera a Dios la esperanza estaría cifrada en la superación del mundo, en una vida más allá de esta; como en la bondad está Dios, la esperanza está radicada en el mismo mundo. Tanto ha amado Dios al ser humano que se ha hecho mundo para morar en él, para ser hombre en plenitud en su Hijo. Pero, para eso necesita la acogida gozosa de la humanidad. Así, Dios hace posible lo imposible y los seres humanos podemos sacar bien del mal.

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