La Feliz Gobernación

Chacachacachá con el jaleo del tren

La Plataforma Prosoterramiento celebra en marzo de 2021 la conquista del espacio urbano en los barrios del sur de Murcia.

La Plataforma Prosoterramiento celebra en marzo de 2021 la conquista del espacio urbano en los barrios del sur de Murcia. / L.O.

Ángel Montiel

Ángel Montiel

La supresión temporal de la mayor parte del servicio para acometer las obras del soterramiento del Ave y el hecho de que esta infraestructura, no prevista en los planes del PP, provocara un retraso en la llegada de la alta velocidad convirtió a la Región de Murcia en una ‘isla ferroviaria’, según feliz acuñación del Gobierno regional. Ahora que por fin llega el Ave, ese mismo Gobierno nos presenta el acontecimiento como una gran calamidad. ¿Cómo pueden ser ciertas a la vez una cosa y su contraria?

Al consejero de Fomento, Díez de Revenga, no le gusta el itinerario del Ave; no le gustan los horarios, las paradas, las frecuencias, el tiempo en que cubre el trayecto, tal vez incluso no le guste ni la tapicería de los asientos. Por no gustarle, no le gusta siquiera que su colega la ministra del ramo escribiera un tuit (¡a él, que es el consejero tuitero por excelencia!) en el que anunciaba los precios de promoción sin tener el detalle de informarle previamente. En política se puede hacer de todo menos el ridículo, pero esta norma no consta para Díez de Revenga. Un consejero, además, que no está en disposición de dar lecciones de nada ni a nadie, a la vista de cómo está el servicio regional de autobuses a su cargo, cuyos usuarios tenemos ocasión de recordar cuando nos toca hacer el sacrificio el capítulo de Ébano en que Kapuscinski relata la aventura de coger un autobús en la África profunda. Por no hablar de cómo está administrando, es un decir, las concesiones portuarias.

Estábamos sangrando no sé cuantísimos millones de euros por el retraso en la llegada del Ave, y ahora que llega va a perder a sus potenciales usuarios, el primero de ellos el consejero de Fomento, quien seguirá yendo a Madrid en coche, porque llega antes. Quizá Díez de Revenga también estaba aprendiendo a tocar la flauta cuando el presidente Valcárcel pactó el itinerario del Ave con sus colegas de Castilla-La Mancha y de las Comunidades de Valencia y Madrid. Es curioso, por otra parte, que a la vista de que el tiempo en que Murcia ha estado desconectada directamente con el paraíso de Ayuso por vía ferroviaria, al consejero no se le haya ocurrido plantear un puente aéreo con la capital de España desde el aeropuerto de Corvera para suplir tan angustiosa deficiencia. 

Este Ave es malo malísimo porque lo trae el PSOE, pero con el trazado del PP. Y esto a pesar de las mentiras y gordas de Rajoy. Quien esto escribe estaba allí, en la plaza de toros de Murcia, para escuchar el mitin en el que entonces candidato a la presidencia del Gobierno central respondía al reclamo público de Valcárcel sobre el Ave. «Murcia tendrá dos Ave: uno por Cieza a Madrid y otro por Alicante a Barcelona», prometió el gallego a los tendidos. En el corralito de los periodistas me permití hacer una broma, que por desgracia el tiempo ha convertido en una broma pesada: «Sí, habrá dos Ave: uno de ida y otro de vuelta». 

Cuando Pedro Saura tomó posesión de su despacho como secretario de Estado de Infraestructuras del primer Gobierno de Pedro Sánchez encontró sobre su mesa una carpeta en cuya portada se leía: «Región de Murcia. Pendiente». El murciano debió entender que los funcionarios del ministerio se habían adelantado diligentemente a lo que sabían que les iba a pedir de inmediato. El factor humano, una vez más en la vida política. Maleni se hizo su Ave a Málaga, Álvarez Cascos llenó Asturias de radiales, y el propio Rajoy, con Ana Pastor, conformó todas las demandas de Galicia; todo había empezado con la Sevilla de Felipe González, pues las cosas son como parecen. Ahora, entendían los funcionarios del Ministerio de Fomento que con un murciano llegaba el turno de la Región de Murcia. Y así fue, porque sin el impulso de Saura todavía hoy no estaría el Ave en la estación del Carmen, tal era la pereza con que se tramitaba el proyecto en manos del Gobierno del PP. 

Pero una vez que Saura dio el visto bueno al soterramiento, que suponía un retraso sobre el retraso, solo hubiera hecho falta decidir un cambio de itinerario para corregir el desnortado trazado aprobado finalmente por los populares. A los socialistas les habrían caído chuzos de punta, pues esto hubiera significado otro retraso, pero para el caso es lo mismo, ya que ahora los populares reprochan a Sánchez haber sido fiel al proyecto que heredó del PP. Dicen que los bachilleres de ahora no saben quién fue Azaña y ni siquiera Franco, porque quedan muy lejos, pero Díez de Revenga nos toma a todos como alumnos de la LOMLOE cuando las hemerotecas sobre el Ave están tan frescas. 

Otro que tal baila es el ahora senador Francisco Bernabé, quien en sus circunstancias anteriores de consejero de Fomento y de delegado del Gobierno nos anunciaba cada verano que en la inmediata respectiva Navidad iríamos en Ave a la Puerta del Sol a tomar las uvas, lo que en su partido le ha valido el cariñoso apodo de Paco Uvas con el que se le apela cuando no está presente. Este político es quien más tiene que callar, pues criminalizó a la Plataforma Prosoterramiento durante su mandato en la Delegación al hospedar en el hotel La Huertanica de manera casi permanente a un contingente de antidisturbios de la Policía Nacional para reprimir a un movimiento ciudadano de gran solera gracias a cuya lucha las vías ferroviarias han sido soterradas a su paso por Murcia permitiendo que los barrios del ámbito sur de la capital adquieran una nueva vida y el tejido urbano de la ciudad gane espacios de movilidad y convivencia, además de revalorizar la zona. 

Y ni una palabra ni gesto de disculpa para ‘los jóvenes de las vías’ que fueron detenidos, para después ser absueltos como no responsables de algunos de los desórdenes registrados, que no es descartable que se produjeran precisamente por reacción a la presión policial.

En ese sentido, resulta paradójico que el PP capitalino se niegue a conceder la medalla de oro de Murcia a un amplísimo colectivo vecinal que ha contribuido a mejorar la ciudad. Tan inexplicable es esa miserable actitud cuando el PP, ya en su etapa de gobierno municipal, anunció iniciativas de regeneración urbana para el espacio recuperado a la circulación de los ciudadanos. Es decir, aprovechan el soterramiento para mejorar la zona sur, pero son incapaces de admitir que esto es posible gracias a la lucha pacífica, sostenida, permanente, emocionante, de miles de vecinos unidos bajo el lema «el tren por abajo, las personas por arriba»; una lucha de décadas que fue subrayada con una manifestación que concentró a más de 50.000 personas. 

En cualquier otro lugar no habría duda: la nueva estación del Carmen debiera ser bautizada con el nombre de Joaquín Contreras, el hombre tranquilo, pero de hierro, que por amor probado a su ciudad ha liderado una conquista histórica como es que el tren, después de más de un siglo de partir en dos el sur de la capital, entre a ésta bajo tierra. 

(Por cierto que a la hora de dar a cada uno lo suyo, conviene recordar que en uno de los momentos álgidos en que muchos poderes fácticos coincidían en descalificar a la Plataforma, un grupo de unos cincuenta artistas improvisaron una exposición de solidaridad con sus reivindicaciones, con la que se jugaron el tipo, pues muchos de los clientes potenciales del mercado del arte se situaban en el lado oscuro de la Historia. No estaría de más contar con estos artistas en el acondicionamiento de la nueva estación y su espacio exterior). 

Mientras la Plataforma reivindicaba el soterramiento, e incluso una vez aprobado éste, el lema del Gobierno regional y todo el entramado de las organizaciones empresariales era «Ave ya», es decir, Ave de cualquier manera. Aseguraban que era urgente la llegada, que debía producirse en superficie, pues era lo más rápido, para después proceder al soterramiento. ¿Alguien pudo tragarse ese cuento? ¿Quién podía garantizar que una vez el Ave se instalara ‘por arriba’ se iba a proceder a las obras para soterrarlo? Y menos cuando se ha visto que la actuación sobre las vías es incompatible con su uso: mientras los albañiles te arreglan la cocina, lo más práctico es almorzar en el bar de la esquina. Nunca habría habido soterramiento si el Ave hubiera asomado en superficie. Lo peor es que todos lo sabían. 

Y más sorprendente aún es que quienes dicen aspirar a disponer de infraestructuras del siglo XXI renunciaran de entrada a que éstas fueran excelentes, adecuadas a las exigencias del tiempo, además de entonadas con la real demanda ciudadana más allá de los diseños superestructurales de mesa camilla. Al querer obviar el soterramiento, en el fondo estaban ingeniando otra chapuza, como la del trazado. Chapuza sobre chapuza, encubiertas bajo el señuelo del Ave como la gran panacea. 

A los Gobiernos del PP anteriores al de López Miras nunca les interesó el tren. Priorizaron las autovías y el aeropuerto. La prueba es el estado calamitoso en que se encontraban durante años las infraestructuras de larga distancia y cercanías y que no haya en las hemerotecas registros reivindicativos sostenidos. Tuvieron que producirse dos accidentes mortales, los de Tobarra y Chinchilla, para despertar a la realidad. Y entonces se centraron en el Ave. Ave ya, era el lema de la fulgurante conversión. 

Y bien, el Ave está aquí. Aunque venga zigzagueante. Y aunque hubiera sido mejor llevarlo al Norte, en vez de colarlo por el entramado urbano. Lo mejor: el soterramiento. Salvo esto último, que ha podido hacerse a su contra, el PP ya tiene su juguete tal como lo diseñó. Ahora, el consejero de Fomento, en vez de lloriquear, debiera ponerse exigente en lo que queda por hacer: la conexión con Cartagena, urgente y también soterrada, así como el ramal hacia Andalucía con su paso por Lorca también bajo tierra en los tramos que se estime, más una comunicación convencional por la vía natural con Madrid, el Corredor de mercancías (ahí es nada) y, desde luego, las cercanías con el Guadalentín y Águilas. Está todo por hacer, y no es poco. Hay que comprometer a Sánchez, pero también a Feijóo, quien en Murcia aseguró hace bien poco que lo que necesita la Región son infraestructuras hidráulicas (¿se referiría a las desaladoras o querría quitarle importancia al Ave porque lo inaugurará Sánchez?). Aunque para mentir como Rajoy, mejor callado. 

Desde el Gobierno regional y el PP nos habían convencido de que el Ave que se concibió en el palacio de San Esteban entre Valcárcel, Bono, Zaplana y Gallardón era la octava maravilla. Ahora, al consejero Díez de Revenga no le satisface. Tiene toda la razón. Debería dimitir como responsable último de la Administración que lo diseñó.

Suscríbete para seguir leyendo