Dos veces breve

El camino difícil

Pedro de Silva

Defender España como si fuera un fortín, con la clásica dialéctica excluyente de atacantes y resistentes, podría acabar siendo un error trágico (para España) de cierto españolismo transversal que recorre la opinión de derecha a izquierda. Con una Catalunya y una Euskadi de mayoría separatista en la que los partidos ‘de Estado’ siguieran arrinconados España tendría muy mal pronóstico a medio plazo. Tratar de integrar como sea al separatismo en las instituciones del Estado, darles cierta voz dentro de ellas (la que por votos corresponda) y evitar por todos los medios que vuelvan a unirse en un frente contra España, favoreciendo en cambio que afloren las diferencias que en lo social los separa, es tarea ardua, ingrata y llena de peligros, pero en una democracia tiene más peligro todavía encerrarse en el fortín, alimentando el fervor y la unión de sitiadores y sitiados.

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