De vuelta

La Inquisición progre

Santiago Delgado

Santiago Delgado

La Ilustración acabó, en no poco tiempo, con el oscurantismo dogmático de una religión que hacía de su moral ley civil. La Ilustración dio a luz al Liberalismo, y aquellas raíces germinaron y entallaron, dos siglos después, en la flor de las democracias plenas del Estado Social y de Derecho, marca registrada de Occidente. Bien, nada es para siempre; sobre todo si es bueno. Y una nueva sombra de oscurantismo dogmático asoma por todo Occidente.

Primero con la dictadura de lo políticamente correcto. Luego, con el neocomunismo que se extiende por casi todos los países de lenguas ibéricas. Es la dictadura de lo progre. Tiene varios frentes: el económico, que pugna porque todo el dinero, toda la riqueza que se crea en un país, sea propiedad del Estado. Y el Estado es el Gobierno, y el Gobierno, el partido o coalición en el poder. Este suplantador del Estado tiene como primera premisa de gasto de la riqueza, el empeño de que la casta dominante, la Nomenklatura, se quede en el poder para siempre. Luego, lo demás: la nomenklatura de segunda división, chiringuitos y similares.

El segundo frente es el ecologista (no confundir con el ecológico). Por este dogma no hay mejor paisaje en el planeta que el que había antes de la Revolución Industrial. Ni presas, ni fábricas, ni trasvases, ni coches, ni proteínas animales en los platos. Todo natural, entendiendo por natural lo que su dogma dice que es natural. Nadie más puede entrar a discutir ese dogma. De la misma manera que nadie podía discutir de dogma religioso, en ningún caso, en los tiempos anteriores a la Ilustración. Si no, denuncia secreta, auto de fe y apaleamiento público en el mejor de los casos.

La Religión Climática, que no contempla para su conclusión de calentamiento global nada más que la causa humana. Volcanes, movimientos de la Tierra, deriva del sol, manchas solares, oscilación del eje magnético del planeta y otros no cuentan nada. El hombre (aquí no dicen el hombre y la mujer) debe acabar con su pasión capitalista, para tornar al Paleolítico, edad ideal para ser retomada.

Otro frente es el feminista. No hay otra manera de respetar a las mujeres que las que la Inquisición Progre dice. Y amén. Idem a los colectivos de usos sexuales no hegemónicos, y ciertamente, ocultados hasta ahora. Privilegiar a los ocultados es la única manera de respeto posible, dicen. Y a callar todos. No hay discusión intelectual posible. Y no hay más ciencia posible que la que apoya sus dictados. A los que no, silencio en medios y anatematización estigmatizante de por vida.

Pero, como decía Quevedo, «no he de callar por más que con el dedo / silencio avises o amenaces miedo». Ya está bien de autocensura y no publicar nada que pueda molestar a la Inquisición Progre.

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