MURCIA D.F.

Frozen se muda a vivir a Murcia

Los planes presentados por el PP para el futuro de la capital han dado un paso más con la construcción de un palacio de cristal mientras que el alcalde pone en marcha un servicio de canguros a domicilio similar al que funciona desde hace años en Barcelona

Ballesta, el reino de Frozen y Serrano.

Ballesta, el reino de Frozen y Serrano. / L.O.

Lola García

Lola García

Elsa, la Reina de Hielo de la película de Disney, el mundo Frozen y sus personajes estarán deseando poder venir a la ciudad de Murcia y ver qué cosas tan maravillosas se han hecho o se van a hacer en la capital de la Región. Ellos, que viven en un reino helado, podrán ser acariciados por el sol y vivir en primera persona, sin que nadie se lo cuente, lo que está por llegar desde el ayuntamiento capitalino.

Los protagonistas de esta historia real son los dos cabezas de cartel de los partidos que están más enfrentados que nunca. El PP y el PSOE han comenzado ya la precampaña y sus líderes a nivel local se están empleando a fondo. Por un lado, tenemos al candidato de los populares y exalcalde, José Ballesta, que no ha intervenido aún en un solo pleno desde que pasó a la oposición, pero que, sin embargo, todos los meses nos deleita con uno de sus proyectos de futuro.

El de este mes ha sido impresionante. Nada más y nada menos que 250 actuaciones para revitalizar el corazón de la ciudad dentro de su undécimo proyecto estratégico para Murcia. Esta vez se ha superado y ha dejado más boquiabierto que nunca al respetable. Entre las actuaciones previstas ha propuesto la compra del cine Floridablanca y la construcción de un palacio de cristal en el jardín del Malecón, una zona verde que ha sido gravemente dañada por los sucesivos gobiernos municipales. Hace décadas era un jardín botánico con lago incluido y especies incluso de países exóticos, que lucían orgullosas las placas en las que se podían leer sus nombres. La ausencia de mantenimiento y la falta de interés por parte de los gobernantes hicieron que el jardín se convirtiera en una penosa zona sin el atractivo de antaño y que fuera reconvirtiéndose en un espacio para el recreo de peñas huertanas y moros y cristianos. A los últimos ya los han desterrado, pero aún quedan los denominados ‘huertos’ por expulsar (no habrá dirigente político que tenga las agallas para hacer eso).

Con el paso del tiempo, el ladrillo ganó espacio a la masa arbórea y en estos momentos cuenta con la atracción más impresionante que se pueda imaginar en una zona de juegos infantiles, que funciona, no sin controversia. Se trata del ‘limonero gigante’ que puso el anterior gobierno y que estuvo cuestionado por el accidente que hubo (sin consecuencias) prácticamente el mismo día de su inauguración. Ahora, el equipo de Ballesta propone un palacio de cristal, como si el Malecón fuera el Retiro de Madrid, donde existe una instalación de esas características.

Ante tal propuesta (quizá quieran recuperar el antiguo invernadero que hubo en ese jardín), surgen preguntas y todas apuntan en la misma dirección. ¿Se hará a costa de los árboles que quedan en el jardín, en qué zona, para qué un edificio así? Seguro que los protagonistas de Frozen estarán encantados de mudarse a estos lares si el proyecto se materializa.

En la otra parte de la esfera política está el actual alcalde, José Antonio Serrano, que solo dos días después de que Ballesta anunciara sus 250 ideas para el centro, se descolgó con una iniciativa novedosa. Ofrecerá canguros a domicilio para los niños menores de 6 años, una idea para que madres y padres puedan conciliar. Y otro argumento más para que los de Frozen quieran venir a vivir a Murcia. La única cuestión es que el dinero parece escaso a tenor de lo que ya pasó en el Ayuntamiento de Barcelona, que puso en marcha esta misma idea y que tuvo que incrementar presupuesto y personal para dar cobertura a la demanda. Los 450.000 euros anunciados se antojan insuficientes ante la avalancha de peticiones que se pueden esperar. La precampaña se ha iniciado y las sorpresas no han hecho más que empezar. Por nadie pase.

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