Dos veces breve

Poliamos suficiente

Pedro de Silva

El Cantábrico lleva semanas alzado en armas, pero una bajamar lo relaja todo, ocupando su sitio en la playa sus diversas repúblicas: no lejos de la orilla, la de los surferos, tratando de hacer faena con sus tablas a unos torazos rebajados a becerro por la bajamar. En la arena aún mojada los virtuosos del fútbol playero arman varios partidos con porterías y líneas, que desde la barandilla del paseo presencia un público atento pero poco estable. En la otra parte, con la arena húmeda, se agita la república de los perros, dando ejemplo de pluralismo racial y demostrando que en libertad la violencia se reduce a mínima expresión. Arriba, tras el muro que perimetra la playa, se mueve la república de paseantes, futingueros, ciclistas y patinadores, conviviendo lo mejor que pueden. Los junta a todos ese poliamor de baja intensidad consistente en no odiarse y respetar fueros y territorios.

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