La Opinión de Murcia

La Opinión de Murcia

Andrés Torres

Cartagena D.F.

Andrés Torres

Caras invisibles

Sí, hoy me toca parafrasear a Paco Umbral, porque «vengo a hablar de mi libro», Emociones a la vista. Vengo a abusar del privilegio que me concede La Opinión todas las semanas de dirigirme a ustedes para escribir lo que me da la gana. Y hoy, como les digo, tengo ganas de hablar de mi libro, aunque hace ya bastante tiempo que dejó de ser mío, al menos dejó de ser solo mío. Se trata de una obra en la que más de cincuenta personas han participado de forma directa en su elaboración y lo han hecho de forma completamente altruista. Todos nos han regalado lo mejor de sus talentos a la Asociación Retina Murcia, mi asociación, mi otra familia, para crear este bonito y llamativo proyecto artístico y conseguir fondos de investigación para la Fundación de Lucha contra la Ceguera (Fundaluce).

 Déjenme que empiece por confesarles que al otro lado del papel me siento raro, muy raro. La promoción del libro me ha llevado a una tourné mediática a la que nunca me había enfrentado, porque antes era yo el que hacía las preguntas. Me encantó la doble página con la que nos obsequió el pasado domingo Adrián González y las espectaculares fotos de Iván J. Urquízar. A la hora de presentarme lo hicieron como periodista y ‘cara visible’ de Emociones a la vista. Me toca dar la cara para dar visibilidad a las distrofias hereditarias de retina, un grupo de enfermedades raras oculares degenerativas, que provocan una pérdida de visión progresiva, aunque son tan heterogéneas que avanza de distinta forma en cada uno de los afectados. 

Me acompañan en esta singladura por radios, periódicos y televisiones dos maestros, Puebla y Sabiote. Los conocía a ambos de hace mucho tiempo, pero este proyecto ha forjado dos nuevas amistades para siempre. No sé si les he dado las gracias por contagiarse de Emociones a la vista. También sale con nosotros a escena Enrique Invierno, amigo y también socio de Retina Murcia, que ha compuesto un temazo con el mismo título que el libro. Le han apoyado en su edición su Lulú Black y los músicos Jota Martínez y Antonio Cassinello y el resultado es un auténtico pelotazo. Puebla, Sabiote, Enrique y yo somos como los tres mosqueteros del trío Emociones y un D’Artagnan de la guitarra y del rock. Uno para todos y todos para uno al servicio de la retina.

 Los cuatro somos solo una pequeña punta de un emocionante y esperanzador iceberg. Pregonamos lo mejor que sabemos y con toda la modestia y humildad del mundo las bondades de un trabajo repleto de caras invisibles, que se quedan ocultas al público, pero que sustentan esta obra con una labor entregada, sacrificada, altruista y apasionada, porque creen en él, se han imbuido de esa emoción que emana y saben que también es suyo, aunque no se les vea ni se les reconozca. Son como esos personajes que se ven borrosos y desenfocados en el dibujo conjunto de Puebla y Sabiote para la portada del libro, pero tan claves para el contenido del mensaje que quiere dar, como el personajillo que se ve clara y nítidamente caminando de frente y en el que se centran todas las miradas.

Invisibles han sido Raúl y Asun, de Ediciones Dokusou, que me han soportado con paciencia para dar la mejor forma posible a este libro. Invisible ha sido Jesús Gómez, que ha trasnochado hasta decir basta mientras componía la música de fondo para cada uno de los relatos tras sumergirse en ellos y empaparse de su emoción. Invisible ha sido Elena Esteban, dedicada en cuerpo y alma junto con Jesús a que el audilibro salga a la perfección y un torbellino a quien confiaría la gestión de lo que sea. El premio a la enorme implicación de los dos es un resultado óptimo y brillante, de un valor incalculable y que se escucha, se disfruta y hasta se saborea.

Invisible ha sido Martín Peirano, que ha sacado lo mejor que tenía dentro para configurar la web de Emociones a la vista y editar los maravillosos vídeos que acompañan a la lectura de los relatos por parte de los narradores. Además, Martín tiene la virtud de transmitir paz, aunque le pidas que te modifique algo por quinta o sexta vez. Invisible ha sido Juan Laureano Ros, que no solo ha creado una imagen propia para Emociones a la vista, sino que se ha desvelado al máximo con el proyecto, en su diseño y promoción. Detrás de su ironía y ese ingenioso y divertido toque de humor ácido es incapaz de ocultar un compromiso sin límites. ¡Menudo fichaje!

Invisible ha sido Carmen Gómez, pieza central en Retina Murcia, que se deja la piel y entrega su entusiasmo en cada paso que da para que avance la asociación, su asociación. Carmen pone el broche de oro a este libro con el epílogo, porque logra, sin serlo, no solo ponerse en la piel de un afectado por una distrofia de retina, sino que, además, es capaz de transmitirlo. ¡No hay mejor ejercicio de empatía!

Invisible ha sido David Sánchez, el paciente arquitecto y director de orquesta que lleva años poniendo ladrillo tras ladrillo, que nunca se ha cansado de tocar hasta que ha llegado una banda que se ha ido sumando a su obra y lo ha ido liberando de algunas cosas para aprovechar su tremenda valía, para poder soñar a lo grande.

Invisible ha sido Antonio, cuya seriedad, rigurosidad y meticulosidad nos guía a todos y nos protege para no perder el norte. Invisibles han sido Isabel, Rosa y Tina, que lo dan todo por Retina Murcia y que se han ido contagiando y están sabiendo disfrutar de este momento dulce y se muestran ansiosas por aportar más. Invisible ha sido Paula, que sabe ver en Emociones a la vista una herramienta para ayudarnos a todos, seguro que a ella también.

 Sé que nombrar a las más de 50 personas que han creado Emociones a la vista puede ser tedioso, pero no hacerlo sería injusto. Además de los ya nombrados, empezaré por los dibujantes. Capitaneados por Puebla, se han sumado Esteban, Nieto, Idígoras y Pachí y Diana Escribano para poner su arte al servicio de Retina Murcia y de Fundaluce. Como también lo ha hecho la pandilla dirigida por Sabiote, compuesta por Juan Álvarez, Jate, Juan Carlos Contreras, Iñaki y Frenchy, Arturo Molero, Álvaro Peña y Rogelio y Joaquín.

Sigo impresionado con las narraciones de los colegas de la radio y la televisión de toda la Región: José Alfonso Pérez, Ana Izquierdo, Miguel Meroño, Javier Cortijo, Juan José González, Alberto Soler, Javier Ruiz Martínez, Paco Rivas, Paco Escudero, Elena Fernández Jornet, Antonio Peñarrubia, Macu Alemán, Dámaris Ojeda y Santiago Velasco. A ellos hay que sumarles también el lujo de contar con la voz de la periodista y alcaldesa de Cartagena, Noelia Arroyo. También la de mi amigo Daniel Kuczerepa, aunque para facilitar las cosas lo dejamos mejor en Dani el Vasco. Él representa a todos con los que he compartido tantas cosas. Y no me olvido de las voces de los familiares de miembros de nuestra asociación, como Lucía Sánchez Peñalver, Doria Peñalver, Juani Contreras o Carmen Navarro, esta última actriz profesional que pone el espectacular cierre a la lectura sonora de Emociones a la vista. Tampoco me voy a dejar a mi amigo, o al amigo de mi mujer o al marido de mi amiga, a Raúl Mora Asensio, que se superó a sí mismo y cuya instumental de guitarra, que sirve de fondo para dos de los relatos, me enganchó en la primera escucha. ¡Todo un talento oculto! 

No quiero dejar de agradecer el apoyo de la consejería de Política Social, con mención especial a Conchita y a Lucía, del IMAS, del Ayuntamiento de Cartagena, de la farmacéutica Pfizer y del Puerto de Cartagena y su presidenta, Yolanda Muñoz, que junto con Encarna y Rosa, me hacen sentirme tan querido. Alucino con la generosidad de tantos amigos, como José Ángel Cerón, de ElPozo; de Viníssimo; la Confitería Gallego; del FC Cartagena, en especial de su director de comunicación Antonio Martínez; de Manuel, de la Escuela de Hostelería de Cartagena y sus alumnos; de Santiago y de David, de El Corte Inglés; de Bartolo, el alma de nuestro Centro Cultural Ramón Alonso Luzzy, por ponérnoslo tan fácil; de Yolanda y su legión de alumnos del IES Mediterráneo; de Pedro, Mercedes, Nuria y Salvador, del Centro Óptico de Cartagena; de Ana e Isa, de la Librería Albaladejo; y de José, de la Librería Alcaraz. También de todos los colegas que me habéis prestado vuestros altavoces; José Alberto, Javier, Loles, Dámaris, Nazaret, Maite, Alberto, Carmen María y Ana. Y, por supuesto, de mi hermano José Ángel, que me lo va a seguir explicando toda la vida.

La Asociación Retina Murcia, mi asociación, es una entidad modesta, familiar, como muchas otras. Pero también es una de las más veteranas de la Región, con sus más de treinta años. Somos pequeños, pero peleones y hacemos tantas cosas que hasta nosotros mismos nos sorprendemos de que seamos capaces de multiplicarnos tanto y de tener incluso el don de la ubicuidad, en ocasiones. Todo es por los socios y sus familiares, pero también por el resto de la sociedad, para que nos entiendan y se pongan en nuestra piel con proyectos como este de Emociones a la vista. Si nuestro fundador, el cartagenero Luis Berrocal Balanza levantara la cabeza, le reconfortaría comprobar dónde está hoy su asociación. Sí, Isabel, esto lo empezó tu Luis. Perdónanos por dejarlo tan solo al principio.

Dejo para el final a los que me tocan más de cerca. Mi hermana Lucía me regaló un prólogo que vale millones, como ella. Mi padre no ha escrito ni narrado ni cantado nada, pero es tan parte de Emociones a la vista como todos los demás, porque lo ha vivido, me ha sufrido en esos desayunos semanales que son un regalo para mí en La Terraza de Fran (con permiso de Pedro y de Mar). Y mi madre me ha enseñado que la vida es alegría y ‘jartarme de reír’.

Mis dos princesas, Laura y Sara, han puesto título a todo esto y están tan entusiasmadas con su padre como yo con ellas. Y mi reina, que también presta sus letras y su voz para el proyecto, es la cara más invisible de todas, pero a la que más valor le doy y a la que quiero más que a mi vida, por su infinita paciencia y porque le robo muchos minutos y horas y, aún así, me sigue queriendo.

Como me dejan escribir lo que me da la gana, acabo con un mensaje en clave para el que pueda y quiera entenderlo: Con ocho no basta. Hoy es fiesta en mi casa y quería compartirlo contigo. 

La Asociación Retina Murcia presenta Emociones a la vista el próximo martes 29 de noviembre a las siete de la tarde en el centro cultural Ramón Alonso Luzzy de Cartagena.

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