La Opinión de Murcia

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Elena Pajares

Mamá está que se sale

Elena Pajares

Jóvenes pero no tontos

Hacía un tiempo que no me perdía entre las redes. Me refiero a estar un buen rato mirando publicaciones y cosas en las que la gente se afana en volcar contenido. He encontrado cosas bastante curiosas. Una de ellas es que los niños de ahora ya no quieren ser astronautas, ahora quieren ser ‘influensers’. Sale la noticia como si los niños fueran unos tontosdelhá irresponsables.

Me ha hecho gracia el dato. Una de mis hijas fue a una conferencia de un influencer muy conocido (por eso es influencer), que les estuvo contando la de horas que le tenía que dedicar a hacer vídeos, o la cantidad, y calidad, de material que es necesario para editarlos y poder ponerlos en condiciones de ser colgados en las redes. Es un auténtico trabajo, nada de algo para entretenerse. No me preguntes cómo se llama el chico, eso sí, hace unos vídeos de parodias de madres que yo me parto. Nachter, creo que era. Lo bueno del influencer este es que de desocupado no tenía nada, era un chico de esos educado a nivel internacional, con carreraza, idiomas y una mente bastante bien amueblada. No en vano el sentido del humor no es más que una manifestación de la inteligencia. Quizá los influencers de ahora son los futbolistas de cuando nosotros éramos pequeños. Parecían medio bobos, pero millonarios, gracias a esa tonta habilidad de jugar bien al futbol. Y luego no consistía la cosa en pegar balonazos. Yo no me preocuparía tanto por que los niños de ahora quieran ser influencers. En cuanto vean lo que supone, buscarán un trabajo tradicional.

Nachter, el Rubius o Ibai Llanos no son más que personas que han encontrado un nicho de mercado, buenísimo, sin explorar, y que se les da bien. Lo que viene siendo la ley de la evolución. Normal que los niños de ahora quieran ser algo parecido a eso, y vean como un sueño ganarse la vida haciendo lo mismo que ellos.

Y hablando de trabajos, también he encontrado una encuesta de SigmaDos, para algunos muy, muy alarmante, según la cual los jóvenes de ahora, horror, no quieren trabajar. Prefieren el paro antes que un trabajo que les amargue. Al respecto de esto, incluso he escuchado en la radio a sesudos analistas tratando de averiguar los motivos por los que, oh problema, a los jóvenes ya no se les engaña. Como dice mi amigo facebookiano Atiende Atiende, si los jóvenes de ahora no quieren trabajar es porque intuyen que el trabajo no les va a llevar a la prosperidad. Y punto. No hay que buscarle más motivos. Que sean jóvenes no significa que no trabajen por dinero, como el resto del mundo. Si el trabajo es precario y encima amargante, no vas a convencer a nadie, aunque sea joven.

No creo que tengamos una juventud gandula, ni mucho menos tonta perdida. Ahí tienes, entre los seleccionados por la Agencia Espacial Europea, a dos españoles, Pablo Álvarez y Sara García. Uno, ingeniero aeronáutico; la otra, ingeniera biomecánica. Nadie puede pensar que sean tontos ni vagos. Igual que los jóvenes y no tan jóvenes que se dejan los cuernos estudiando oposiciones.

La juventud de ahora, como la de antes, sigue luchando por labrarse un futuro y por tener una vida mejor. Que no quieran todas aquellas cosas con las que nosotros sí nos conformamos, porque nos valían para nuestros objetivos, no les convierte en seres irresponsables ni en ociosos. Son jóvenes, pero no tontos.

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