La Opinión de Murcia

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Pulso Político

¿Ten cuidado?

Me recuerdo siendo pequeña, ‘una cría’ como decimos aquí, de las que juegan en la calle, van a las casas de sus amigas y ven Cine de Barrio con su abuelo y su abuela los fines de semana, mientras preparaban unas palomitas con sal. Nuestras favoritas. Esa cría que iba creciendo y exploraba nuevos rincones. 

No sé si fue en ese momento o fue antes, pero sentí que caía un peso sobre mi espalda que no había sentido hasta entonces, cuando me escondía tras los cuerpos que me parecían enormes. Fue salir de esa cubierta protectora y enfrentarme a un mundo en el que tenía que tener cuidado. Y así me lo hacían llegar, con una frase que parecía protectora, pero en realidad era una advertencia: «Ten cuidado»,

Yo me creía una mujer segura, una niña segura. Pero reconozco que ese ‘ten cuidado’ me hizo mantenerme alerta y tener miedo ante una sociedad que no me protegería. ¿Por qué si no me dirían esa frase? 

Entonces reparé en otra realidad: a todas mis amigas les hacían esa advertencia. Y entonces teníamos que tener cuidado a muchas cosas. Al principio era un cuidado a no coger caramelos de extraños. Después fue el cuidado a no salir solas. A cuidarnos unas a otras. Aunque esto último me parece una lección de sororidad preciosa. 

Cuidado con la ropa que nos poníamos. Cuidado al relacionarnos con personas desconocidas. Cuidado de camino al instituto, al pabellón de deportes, al punto de encuentro de todos los sábados. Cuidado por si me echaban algo en la copa. Cuidado al recogerme, debía hacerlo siempre acompañada. 

Entonces salíamos con amigos y parecía que ellos no recibían esa llamada de atención. Fue después de esto cuando choqué con la realidad: ellos eran hombres y no tenían que tener cuidado. Pero, entonces, ¿qué mensaje debían recibir? 

Si mis amigas y yo, como mujeres, teníamos que tener cuidado, ¿de qué lo debíamos tener? Y si nosotras llevábamos la responsabilidad de tener cuidado encima, ¿qué responsabilidad llevaban ellos? Porque ellos también formaban parte de la sociedad y no tenían advertencia alguna o no estaba tan extendido.

Si una parte sí debía tener cuidado y otra no, la balanza estaba desequilibrada. No es nuestra responsabilidad la violencia que sufrimos. ¿Qué tal si cambiamos el foco? 

Entonces asistiríamos con corresponsabilidad a la violencia machista. Responsabilidad para parar, rechazar, denunciar y eliminar la violencia machista de nuestro entorno. Responsabilidad para proteger, acompañar y promover conductas sanas entre iguales. Responsabilidad entre nosotras y todos los aliados que se corresponsabilizan porque entienden que una sociedad sin violencia machista es una sociedad más justa.

Tampoco es justo ni responsable que las que tenemos que ‘tener cuidado’ nos encontremos en la comunidad con la tasa más elevada de víctimas de violencia de género y que nuestro Gobierno regional haya rechazado trabajar en una propuesta de ley contra la violencia machista que presentamos desde el PSOE de la Región de Murcia. 

Es irresponsable que el Gobierno de López Miras lleve diecisiete meses sin convocar la comisión especializada en violencia de género del Observatorio de Igualdad o que vivamos en una comunidad autónoma en la que sigue sin garantizarse el aborto en centros médicos públicos, aunque sea por criterios médicos, y se derive a estas mujeres a centros privados, vulnerando así otro derecho de la mujer. 

No se trata de que nosotras tengamos cuidado. Se trata de respetarnos a todas como parte de la sociedad. Y para ello, nuestras voces deben unirse. La nuestra y la de tantos hombres aliados que tenemos alrededor y luchan contra la violencia machista. 

Pasemos del ‘ten cuidado’ a un ‘cuidaos entre vosotras y vosotros’. La violencia machista nos afecta a todo el mundo.

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