La Opinión de Murcia

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El Prisma

Sedición y malversación: tendremos que indemnizarlos

Lo que no se le puede perdonar al sanchismo es que valore la inteligencia de los ciudadanos en función de la de sus militantes más acérrimos. Los que llevan toda su vida viviendo del PSOE como el pobre Francisco López (Patxi Nadie por mal apodo) y no tienen posibilidad de ganarse la vida de otra forma por su falta de formación y experiencia laboral, están en su derecho de defender que la supresión del delito de sedición no es una rendición de Sánchez a sus socios separatistas para mantenerse en el poder, sino un ejercicio necesario de derecho internacional comparado que nos acerca a las democracias más avanzadas.

Conociendo a los personajes que medran en el sanchismo no podemos descartar que Patxi y sus colegas, especialmente los paniaguados de las vanguardias bolivarianas, crean sinceramente que suprimir el delito de sedición es una exigencia de la Unión Europea que nada tiene que ver con las urgencias de ERC y la banda del huido de la Justicia (en el maletero de un coche), Puidgemont, para seguir apoyando al Gobierno en el Parlamento. Por la convicción que muestran en sus intervenciones públicas es muy posible que se crean la patraña, lo que sitúa la cuestión al margen de la esfera de la reflexión política para entrar de lleno en el terreno de la psicología clínica, donde este tipo de alucinaciones colectivas encuentran el tratamiento adecuado.

Si fuera cierto que Sánchez quiere homologarnos con Europa en delitos de lesa patria, como ocurre con la secesión de una parte de la nación sin atender a los cauces constitucionales, instauraría la cadena perpetua, como en Francia e Italia, o las penas agravadas de cárcel de más de 20 años como en los casos de Alemania o Bélgica. Pero él perpetra una felonía y, para justificarla, fabrica una mentira. Y les pedrettes la repiten con un desparpajo que provoca vergüenza ajena a unos niveles que ya hasta resultan violentos.

Otro tanto cabe decir de la reforma de la malversación, un delito consustancial al socialismo como hemos visto en Andalucía. Mil millones de euros desviados no es algo que se improvise. Se necesitan años de trabajo minucioso para evaporar semejante cantidad de dinero y filtrarlo a las distintas capas de votantes con el objeto de mantener el chiringuito a flote, que es exactamente lo que hizo el PSOE andaluz en los últimos quince años. Como no podía ser de otra manera, que diría aquél, los culpables de desviar fondos públicos para comprar votos verán también sus penas reducidas, de manera que muy pronto podrán volver a la primera línea de la política con todos los pronunciamientos favorables. En un par de años, a más tardar, Junqueras se presentará a presidente de la Comunidad Autónoma de Cataluña y Griñán a director de la Casa de Andalucía en París, por poner un destino acorde a sus méritos.

Y si todo se queda en la eliminación de la inhabilitación para desempeñar cargos públicos podremos felicitarnos porque, a la velocidad que va el sanchismo, de aquí a que termine la legislatura todavía le da tiempo a conceder a golpistas y corruptos abultadas indemnizaciones con cargo a nuestro bolsillo por los sufrimientos que les hemos provocado. Felicidades también a los altos dirigentes populares que se enfrentan a acusaciones parecidas: ya pueden despedir a sus abogados, que esto va.

Con el PSOE y la ultraizquierda en el poder los contribuyentes las pasamos canutas pero, a cambio, el BOE no para de publicar diariamente buenas noticias para pederastas, violadores, sediciosos, ladrones de fondos públicos y okupas. No es mal suelo electoral.

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