La Opinión de Murcia

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Divinas palabras

Reino sin rey

Había también por encima de él un letrero: «Este es el rey de los judíos»

Evangelio del 34o domingo de Tiempo Ordinario. C. 20-11-2022

Con el trigésimo cuarto domingo del Tiempo Ordinario llegamos al final del Ciclo C de las lecturas dominicales. Tras los cuatro domingos de Adviento y los domingos de Navidad volverá a comenzar el Ciclo A y con él todo el sistema de lecturas organizado en tres ciclos que cubre, prácticamente, toda la Escritura.

El último día del Tiempo Ordinario está dedicado a Jesucristo Rey del Universo, y en cada Ciclo se lee uno de los textos en los que se atribuye a Jesucristo ser rey de los judíos. En este caso tenemos el texto donde estando Jesús en la cruz, los jefes de los judíos se mofan de él: «Si eres el mesías, sálvate a ti mismo». Y en una tabla colocada por encima de su cabeza pusieron la causa de la condena: «Jesús de Nazaret rey de los judíos», el famoso «INRI».

Los jefes de los judíos, el Sumo Sacerdote y sus acólitos, querían matar a Jesús por sus continuas críticas al Templo y al sistema de dominio que habían organizado en torno a él, pero no podían conseguir una condena pues la crítica no es causa de muerte. Aducen falsamente blasfemia, pero no pueden probarla, si la hubieran podido probar lo habrían ejecutado lapidándolo. Por tanto, lo que hacen tras prenderlo utilizando una delación, pues Jesús no pernoctaba en el mismo lugar dos noches seguidas, fue enviarlo a Pilatos con la acusación de que Jesús se proclamaba rey, pues anunciaba un reino distinto al de los romanos. Esto sí que era causa de muerte para los romanos, ya que se trata de un crimen de lesa majestad ante el Imperio romano. Jesús fue condenado por llevar a cabo su proyecto del Reino de Dios, un Reino que se opone al de los romanos y que estos entendían como una afrenta. En el siglo I de nuestra era, los romanos crucificaron a más de veinte mil judíos por sublevarse contra Roma, entre ellos a Jesús, aunque no se sublevara con violencia, y a otros dos con él.

La crítica exegética está de acuerdo en que Jesús fue condenado por oponerse a Roma y también que la ejecución en la cruz es el mejor indicio de qué predicó Jesús. La mors agravatta solo la aplicaban los romanos a los subversivos y a los esclavos que escapaban de sus amos, por tanto esta muerte en cruz es un indicio claro del significado de la vida y predicación de Jesús de Nazaret, quien recorrió Galilea y Judea intentando instaurar un reino muy distinto al existente. La expresión «mi reino no es como los de este mundo» indica con total claridad que la propuesta de Jesús es una alternativa radical al modelo de sociedad imperante. Por eso lo mataron en alianza los jefes de los judíos y los romanos, a ambos les molestaba y para ambos suponía un peligro. Por este motivo, la Iglesia define a Jesucristo como Rey del Universo. Puede parecer un título grandilocuente, incluso un poquito naif, pero entendido en el sentido aquí explicado, la regencia de Jesús supone mostrar la posibilidad de otro forma de organizar nuestro mundo, otra manera de vivir las relaciones, otra forma de estar en el mundo. Esta otra forma de estar en el mundo es lo que llamamos Reino de Dios, un Reino que no tiene rey humano, un Reino que es más bien una República cristiana donde todas las personas gozan de la misma dignidad.

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