La Opinión de Murcia

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Angel montiel

La Feliz Gobernación

Ángel Montiel

Las tribulaciones del alcalde Serrano

José Antonio Serrano, alcalde de Murcia. Juan Carlos Caval

Haremos en dos años lo que el PP de Ballesta no ha hecho en seis». El PSOE empezó su mandato en el Ayuntamiento de la capital murciana con este lema, dictado enmedio de la euforia por el triunfo de la moción de censura que aupó al poder a José Antonio Serrano. Y aunque al principio parecían empeñados en lo contrario, es decir, en ‘dejar de hacer’ lo que ya estaba puesto en marcha por el anterior alcalde, en este último tramo el gobierno socialista ha experimentado un sprint mediante el cual se muestran decididos a poner patas arriba cada palmo de la zona urbana. 

La experiencia indica que las grandes reformas estructurales en los municipios, que suelen arrastrar inicialmente sarpullidos de impopularidad, es mejor abordarlas al principio de los mandatos para no llegar a las elecciones en un ‘estado de obras’. Pero los socialistas de la capital solo han tenido dos años para marcar su huella, y hay indicios demoscópicos de que su gestión podría constituir un breve paréntesis en la hegemonía popular. De modo que deben haberse dicho: ahora o nunca. 

Y cuando menos se esperaba, pues ya nos tenían acostumbrados a una gestión más bien rutinaria, han lanzado un Plan de Movilidad Sostenible que, al parecer, no tiene espera, y que promete poner la ciudad del revés a la manera como se hace con los calcetines para guardarlos en su cajón. 

Las intenciones son buenas, sin duda, y las urgencias por aplicar el dicho Plan vienen justificadas por exigencias de los compromisos internacionales de España para hacer más habitables las ciudades: el Pacto Verde Europeo, los Objetivos de la ONU, etc. También sabemos desde hace mucho tiempo (otra vez la experiencia) que en lo que toca a políticas de peatonalización urbana hay siempre que enfrentarse a resistencias hasta que una vez consumadas las medidas se pueden ver y tocar los efectos benéficos. Pero el PSOE va a cruzar la fecha electoral sin que tales efectos puedan constatarse, y mientras tanto la movilización popular a la contra está creciendo de manera espectacular.

Barrio del Carmen. El Barrio del Carmen, toda la urdimbre urbana que se extiende al otro lado de la ribera del río en paralelo a la zona centro, se ha levantado en armas, espoleado como ocurre siempre en estos casos por los comerciantes. La asociación Cierran mi Barrio se opone a la restricción del tráfico, a la peatonalización del Puente Viejo y a la supresión sin alternativas de centenares de aparcamientos. La potencia de este movimiento, que ya cuenta con el respaldo de más de 7.000 firmas, no permite ignorarlo ni cabe estigmatizarlo atribuyendo la pancarta al PP, y todavía menos aplicar sobre él la superioridad intelectual de la izquierda, que suele surgir cuando no es ella la que lleva la voz cantante en el ámbito vecinal y atribuye a cerrazón la respuesta a sus finísimos proyectos de convivencia urbana.  

Lo cierto es que el PSOE tiene un problema grave con el Barrio del Carmen, y no es porque intente llevar a cabo una actuación integral en él, que es obvio que resulta necesaria desde hace años antes de que se consuma en un proceso degenerativo como el que se advierte en diversas zonas. La raíz del conflicto se detecta en que han aplicado para este Plan la fórmula del despotismo ilustrado: todo para el pueblo, pero sin el pueblo. 

Desde el principio, han actuado desde arriba, elaborando su ingenio en una mesa camilla, desestimando lo obligado de la interlocución, del didactismo, de la información precisa y transparente, de la apertura a la participación, y de la cercanía. Han llegado a utilizar el pretexto de que «son exigencias de la ONU», como si los ciudadanos que creen verse negativamente afectados relajaran su inquietud por creer que la ONU es palabra de Dios. Como la ONU tiene poco que hacer en Ucrania, ha venido a parar al murciano Barrio del Carmen. El alcalde que lo primero que hizo al tomar posesión fue ocupar su despacho para hacerse una foto abriendo las ventanas, tal vez ni entonces ni ahora entiende que la gente entra por las puertas, no por la ventanas.  

SOS Vistabella. Pero ya no es solo el Barrio del Carmen. Una ciudad es un puzle, y cuando se toca una pieza, el conjunto se altera. Otro movimiento en marcha es SOS Vistabella: los vecinos de este barrio creen que el cierre al tráfico del Puente Viejo va a derivar los coches hacia ellos, convirtiendo sus calles en vías de paso a la vez que se eliminan zonas de aparcamiento para sus habitantes, quienes a su vez habrían de dar extraños rodeos para dirigirse al cercano hospital al impedir que se circule en esa dirección por la avenida de la Fama. 

Espinardo. Al otro lado, otra vecindad descontenta y desconfiada, la de Espinardo. Creen que el Plan producirá el colapso en el centro, y que la previsión de trazar cuatro carriles por la Calle Mayor obligará a la retracción de aceras en detrimento de los peatones, y como en los anteriores casos se quejan de que no disponen de información precisa ni se les ha consultado. 

Pero los fuegos que arden en las cuatro esquinas de la capital murciana no tienen que ver solo con el Plan de Movilidad. Hay otros muchos rescoldos de descontento que relacionaré sin que sea necesariamente en orden de importancia, que prometen amargar las Navidades al alcalde capitalino.

No más ruido. La ampliación de terrazas para los bares y restaurantes con la intención de facilitar el mantenimiento de la clientela frente a las normas restrictivas del covid, una vez desaparecidas éstas ha reimpulsado a la asociación No Más Ruido, ya existente antes de que las terrazas crecieran en un 75%, pero que ahora redobla sus protestas para que se elimine la ocupación de los espacios cedidos. El Ayuntamiento se encuentra en una encrucijada, pues si hace caso a No Más Ruido se le pueden levantar los hosteleros, y si sigue manteniendo la excepcionalidad de la ampliación de terrazas se incrementará el malestar vecinal. Difícil papeleta en un periodo preelectoral, y más si se baraja lo desajustado que sería penalizar a hosteleros que cumplen con los horarios y no provocan ruidos, de manera que pagaran justos por pecadores.

Huerto urbano de Santa Eulalia. La decisión municipal de devolver el solar en que se instalaba el Huerto Lab de Santa Eulalia a sus propietarios privados ha provocado el desmantelamiento de la instalación. Los usuarios han distribuido las plantas por otras zonas del barrio identificándolas con una pegatina, y exigen que el Ayuntamiento cumpla con la legalidad respecto a la dotación de zonas verdes. En esta cuestión se han escuchado voces de la izquierda, que no entienden que se suprima de esta manera un proyecto ciudadano consolidado y exigen que se atienda al interés general. 

Mercado de Verónicas. El Ayuntamiento cuenta con tres millones de euros de la Unión Europea para la rehabilitación de este popular mercado, y debe invertirlos antes de 2024, pero no consigue consensuar con los ochenta placeros una solución para su reubicación mientras duran las obras, que se prolongarían durante un año y medio. Los comerciantes aseguran que las ayudas municipales para cámaras y maquinaria que serían precisas para la instalación en otro lugar son insuficientes. El tiempo apremia y el acuerdo no llega.

Sindicatos. El Gobierno municipal está enfrentado al SIME, un sindicato municipal que resultó en su día de la escisión de UGT. Se da la circunstancia de que el SIME, en los tiempos de gobernación del PP, pasaba por correa de transmisión del PSOE, y de hecho, su primer secretario y fundador fue hace años candidato a la alcaldía por ese partido. Pero ahora se han vuelto las tornas: UGT son los buenos, y el SIME, que sigue siendo mayoritario, los malos. Este sindicato ha aprobado una serie de actos y movilizaciones en protesta por los despidos que asegura se producirán con las bases de la actual Oferta Pública de Empleo. El alcalde, que ha pactado con los otros sindicatos, no los recibe. Tal vez bajo el conflicto sindical pueda percibirse el tufillo político de las disensiones internas en el PSOE, pero de ser así, lo evidente es que el alcalde estaría ubicado en una de las facciones. 

Puente de El Raal. Esta infraestructura conectaba la pedanía murciana de El Raal con el municipio de Beniel, pero en marzo de 2021 se derrumbó. El Gobierno municipal anunció entonces una ‘actuación exprés’ para reconstruirlo, pero casi veinte meses después los vecinos se han visto impulsados a acciones de protesta por la promesa incumplida. 

Limpieza interior de edificios. Los trabajadores de la actual empresa concesionaria del servicio de limpieza de edificios públicos municipales se han manifestado repetidamente ante el Ayuntamiento al no recibir respuesta a sus demandas de parte de los concejales responsables. En concreto, intentan impedir la división en dos lotes del próximo contrato, que creen que afectaría a la estabilidad de la plantilla de más de doscientos trabajadores.

Autobuses coloraos. En esta concesionaria del transporte público se han producido amagos de plante de sus trabajadores, y retrasos en la salida, en consecuencia, por el impago de la nómina de octubre. La concesionaria atribuye sus problemas de liquidez a que el Consistorio les adeuda 3,5 millones de euros. 

Hosteleros y comerciantes. La subida de los costes energéticos ha llevado a realizar la acción del ‘apagón de luces’, y a exigir ayudas directas para esquivar el modo subsistencia en el que muchos dicen encontrarse sin que se les ofrezcan soluciones.

San Antolín. Problemas por el traslado de un centro de toxicómanos de La Huertecica a las proximidades de un colegio. Los vecinos han protestado a las puertas del Ayuntamiento.

Centros de mayores. Muchos acumulan una larga lista de deficiencias: La Ñora, Los Dolores, La Fama, Santiago el Mayor, Zarandona, Patiño, San José de la Vega, El Bojar, Cabezo de Torres, Santa Eulalia, El Raal, Santo Ángel, Avileses, Churra, San Miguel, Espinardo, La Cueva, Monteagudo, La Raya, Rincón de Seca y otros. Y sin previsión de que se tome en cuenta de manera efectiva esa situación.

Centros de mujeres. Se habla de abandono para describir la situación de estos centros. Las mujeres de Espinardo llevan meses pidiendo un espacio adecuado. Hay, dicen, un alarmante descenso en el número de socias «porque las directivas no pueden organizar actividades ni ofrecer servicios por la ausencia de financiación y la inexistencia de oferta de cursos gratuitos promovidos por el Ayuntamiento». Por ejemplo, el Centro de la Mujer de Aljucer ha pasado de tener 300 socias a 30. 

Barriomar. El Parque Metropolitano era un proyecto ‘irrenunciable’ para el PSOE, pero su gobierno municipal ha perdido cinco millones de euros de fondos europeos previstos para su realización por una gestión incalificable. Los vecinos siguen reclamando el desarrollo de este proyecto. 

SOS Casco Histórico. Se han producido algunas concentraciones ante el Ayuntamiento para denunciar el ‘estado de abandono’ que sufre esa zona central de la ciudad por falta de seguridad y salubridad, y la proliferación de mendigos, entre basuras y residuos, con frecuentes ‘comportamientos incívicos’ de personas que pernoctan en la calle.

Okupas. En San Antolín, Rincón de Seca, El Palmar, Espinardo, Torreagüera, Javalí Viejo y Aljucer se han venido dando reiterados episodios de okupación que han provocado el malestar de los vecinos, hasta el punto de que en Sangonera la Verde han llegado a montar piquetes de vigilancia durante las veinticuatro horas.

San Nicolás. Los vecinos de este entorno también se han manifestado contra la falta de información y transparencia acerca de la reestructuración del tráfico rodado en la zona, una reivindicación cuyo desarrollo no les parece satisfactorio.

San Andrés. «Somos la punta de lanza de la violencia en Murcia», aseguran vecinos del barrio, que añaden que por la noche no está garantizada la seguridad de las personas. El anuncio del traslado de la Estación de Autobuses a las afueras también ha generado polémica, pues es uno de los activos tradicionales de San Andrés. Cabe recordar que en el programa electoral del PSOE se contemplaba la realización de un plan integral de recuperación de este barrio, del que no se ha vuelto a hablar.

Javalí Viejo y La Ñora. Las casas afectadas por la reciente inundación a causa de las lluvias siguen inhabitables. Sus propietarios no han podido volver a sus hogares ni han recibido ayudas. 

Árbol de Navidad. La supresión del gran árbol de Navidad de la plaza Circular podría ser una decisión política muy legítima, pero la justificaron en el hecho de que ninguna empresa concursó a la vista de la oferta que planteó el Ayuntamiento, lo que indica incapacidad en la gestión concursal, marca registrada del socio de Cs, Mario Gómez, tanto antes con el PP como ahora con el PSOE.

En fin, es posible que algunos de los problemas aquí señalados sean comunes a otros municipios de similar envergadura. Los problemas existen en todas partes, pero el inicio de su solución es la capacidad para abordarlos y, tratándose de la cosa pública, de hacerlo con diálogo y transparencia. Precisamente los términos que los socialistas y Cs decían venir a reponer. 

La realidad es que el alcalde Serrano cuenta con demasiados frentes abiertos y tiene movilizada a la ciudad en casi cada esquina, no precisamente a su favor. Y eso que es, tal vez a su pesar, el ejemplo más señalado de buena gestión y de concordia ciudadana que los socialistas habrían de exhibir electoralmente para diferenciarse del PP. 

Pero las buenas intenciones no bastan.

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