La Opinión de Murcia

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Herminio Picazo

Verderías

Herminio Picazo

Greenwashing

Greenwashing

Ahora todas las empresas, entidades e incluso personas, quieren ser, o parecer que son, más sostenibles y verdes que Greta Thunberg, Rodríguez de la Fuente y Tarzán, todos juntos. En cuanto se planta un pino en la puerta de la empresa o se aprieta un tornillo de la máquina para gastar dos litros menos de agua, ya andamos poniendo lo sostenibles que nos hemos vuelto en nuestra web, en nuestra publicidad y hasta cambiaremos el nombre de la empresa por algo que empiece por Eco o por Green o termine por Sostenible, tipo Ecodemoliciones y Chatarras Sostenibles Martínez & López, es un suponer.

Por ser optimista, esto tiene una vertiente positiva porque implica que todos, incluyendo el sector económico, nos hemos dado cuenta de que transicionar a formas de hacer las cosas más sosteniblemente no es una opción, sino una obligación si queremos estar a la altura de los tiempos.

Si pensamos que debemos ser más verdes y que así lo tenemos que comunicar, al menos eso significa que tendremos que empezar a hacerlo porque somos listos y sospechamos que las mentiras tienen las patas muy cortas.

El greenwashing, el ‘blanqueo verde’ o el ‘lavado verde’ de cara es una tendencia que recorre instancias y empresas de muy distinto tamaño, pero en particular resulta una tentación muy potente para entidades de gran tamaño que invariablemente se presentan como comprometidas en la lucha contra el calentamiento global. A medida que los efectos de la emergencia climática se hacen más críticos y evidentes y se incrementa la presión social, también los actores no estatales, empresas, ciudades o regiones, presentan planes en los que afirman que están en la senda de ser climáticamente neutros y que lo van a conseguir en breve.

Pero ocurre que numerosos expertos alertan de que por esta ventana se están colando programas que están vacíos de verdadera ambición climática, e incluso algunos de ellos no sólo no ayudarán a combatir el cambio climático sino que contribuirán a acelerarlo. Esta semana se ha presentado en la Cumbre del Clima que se está celebrando en Egipto el informe final de los trabajos del Grupo de Expertos creado hace un año por Naciones Unidas para elaborar una guía contra el grenwashing con recomendaciones muy concretas para quienes realmente quieran ejercer compromisos para alcanzar las emisiones cero.

Frecuentemente Naciones Unidas trabaja muy bien y es muy interesante leer el informe. Contiene una amplia batería de asuntos que dejan claro qué es sostenible y qué no lo es. Las recomendaciones se dirigen a empresas, para orientarlas en cómo hacer la transición para que sea sincera, y también de forma relevante a inversores y fondos de financiación para que tengan claro qué puede ser o no ecofinanciable y por tanto convertirse o no en bono verde.

También hay entidades y empresas cuya comunicación verde es honesta y veraz, no crean. Lo que conviene es pillar a los tramposos y obligarles, vía opinión pública, a que arrimen el hombro y no nos toreen, ni a nosotros ni al planeta.

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