La Opinión de Murcia

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LIMÓN&vinagre

El caballero que se equivocó de rey (o de reina)

Francesc de Dalmases

Quizá es ese apellido que hunde su linaje en la Edad Media. Con palacio incluido a escasos metros del Museu Picasso e ilustre prohombre: Pau Ignasi de Dalmases i Ros (1670-1718), nombrado caballero por Carlos II de España, cronista de Catalunya por Felipe V y encarcelado por austracista. En plena Guerra de Sucesión, fue enviado como embajador del Consell de Cent para conseguir el apoyo de la Corona británica. Si lo consiguió, fue demasiado tarde. Barcelona capituló ante Felipe V sin que nunca se materializara la ayuda prometida. Dalmases i Ros, refugiado en París, pidió regresar. Y el Rey se lo concedió. Dedicó el resto de su vida a labores académicas. Como intelectual, formó una notable biblioteca de manuscritos. Previamente, antes de los Decretos de Nueva Planta, creó la Acadèmia dels Desconfiats, una academia de letras que promovía el estudio de la historia, la lengua y la poesía catalanas.

Francesc de Dalmases

Sí, quizá es ese apellido, la ensoñación de compartir algo con aquel ilustre caballero del siglo XVIII. Asomarse al Facebook de Francesc de Dalmases (Barcelona, 1970) tiene algo de reflejo. Una defensa acérrima del catalán, un compromiso tenaz con una Catalunya independiente, defensor de causas justas y cierta exhibición de estirpe y erudición. Un padre que llenaba la casa de libros y que amaba y vivía entre humo, pergaminos e incunables; noches en el Boadas y cacerías en el Pla d’Urgell. Una madre que, cada verano, llevaba a los hijos al Museo de Arte Moderno de Ceret: Picasso, Gris, Miró y Maillol. Una abuela poeta… Dalmases comparte en la red social imágenes de montañismo y libros. Momentos con sus hijos, su madre. Y, por supuesto, también está Laura Borràs. Y Quim Torra. Y Lluís Llach. Y Valtònyc…

Antes de aterrizar en política (cuando Carles Puigdemont lo fichó para el Pacte Nacional pel Referèndum en 2016), Dalmases fue director de la revista Catalan International View y fundador de la oenegé Acció Solidària Igman. La vocación empezó pronto. Con 16 años se incorporó al Ciemen, asociación que promueve el reconocimiento de la «realidad nacional catalana» y de otras minorías nacionales alrededor del mundo. Trabajó en diversas campañas internacionales de solidaridad con los Balcanes, el Kurdistán y Chiapas.

Sí, decía, quizá es el apellido. Esa herencia que huele a nobleza, cultura y seguridad. Ese traje de hilo selecto que, aunque invisible, permea cada gesto. Quizá por eso la arrogancia que tantos ven en su caminar. Esa soberbia del que se cree poseedor de un legado, una misión y una verdad. Es posible que Dalmases se crea sincero cuando califica su encontronazo con la subdirectora del programa FAQS de TV-3 como discusión, no como amenaza. Ya se sabe, la frontera entre la vehemencia y la intimidación es difusa, según la orilla en que uno esté instalado. Más aún cuando quien descarga la ira es o se cree poderoso.

Por el contrario, la afectada, los que oyeron la bronca y el expediente interno que la abogada Magda Oranich ha redactado por indicación de Junts califican el incidente como intimidación sin paliativos. En detrimento de la defensa de Dalmases, afloran nuevos testimonios que dibujan una conducta continuada de avasallamiento. Sus próximos lo niegan. Incluso su exmujer salió a defenderlo en Twitter: «Le conozco las cualidades y los defectos, todos. Y precisamente por eso me horroriza ver cómo se le está tratando y atacando. Nunca me habría imaginado este nivel de toxicidad».

Y en eso, en la toxicidad, seguro que acierta. El episodio se ha convertido en una pieza fundamental de la guerra entre sectores de Junts y entre los socios del Govern. Ya ha provocado la dimisión de Dalmases como vicepresidente de Junts y ha generado algún momento especialmente grotesco, como la creación de un perfil falso en Twitter en su defensa. Joana Masdeu se llamaba la falsa periodista parlamentaria. Solo un exceso de estulticia y soberbia puede llevar a creer que una invención tan cutre no tardaría en ser detectada. Desenmascarada la falsa criatura y el indigente creador, todos los caminos conducen a la galaxia Laura Borràs. Ese conjunto de estrellas megalómanas, nubes de arrogancia, materia populista y polvo ilusorio que lo conforma.

En la caída de Dalmases hay ganas de derrotar a la vía Borràs. Quizá el escudero, igual que su antepasado, se equivocó en su apuesta política. La reina está perdiendo el trono. Al menos, siempre le quedará el refugio de la biblioteca familiar.

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