Cuando Amelia Tiganus (Rumanía, 1984) tenía 13 años fue víctima de una violación grupal camino de la escuela. En lugar de ser considerada una víctima su entorno la responsabilizó de la agresión y comenzaron a marginarla. Sin contar con ningún tipo de apoyo, ni psicológico ni jurídico, las agresiones continuaron. Dejó la escuela y su sueño de ser médica o profesora. Con tan solo 17 años fue captada por una red de tráfico de mujeres que, además de prometerle dinero fácil y rápido, la vendió a un proxeneta español por solo 300 euros. Durante el tiempo en el que fue explotada sexualmente, Amelia cambió de prostíbulo unas cuarenta veces. Salió de ese mundo después de cinco años de vejaciones, abuso y explotación.
Amelia es una superviviente de la prostitución, una víctima de trata. Se ha reconvertido en escritora y divulgadora, y abandera el movimiento por la abolición de la prostitución.
El pasado día 9 de octubre a Amelia se la invitó a debatir en un programa de televisión sobre la prostitución. Tras el programa, donde se escucharon argumentos nacidos del sistema patriarcal para blanquear la prostitución, como el que esgrime que «las prostitutas ejercen su trabajo libremente», Amelia ha sufrido ataques organizados, el primero de ellos la cancelación de su cuenta de Instagram en donde tenía 38.000 seguidoras, seguidos de encuentros ‘casuales’” con proxenetas a los que conoce por haber sido explotada sexualmente en sus prostíbulos. Como señala Rosa Cobo en el artículo publicado el 24 de octubre por el diario Público, la cacería contra Amelia Tiganus y la abolición ha comenzado, y para ello la denominada Plataforma de Afectados por la Abolición de la Prostitución persigue desacreditar a Amelia y, por lo tanto, al abolicionismo utilizando la difamación, la coacción y el miedo.
Nos podemos preguntar por qué está sucediendo esto ahora. La respuesta es sencilla, la industria de la explotación sexual tiene miedo a que desde el Parlamento elabore una legislación abolicionista. Silenciando a una mujer que ha vivido la violencia que se ejerce desde dentro de este sistema de esclavitud, esta perspectiva legislativa, que poco a poco va abriéndose hueco, se queda sin uno de sus principales altavoces, algo que conviene, sin duda, al lobby económico proxeneta. Hay que recordar que, en el año 2018, el INE estimaba que la prostitución aportó el 0,35% del PIB, lo que supuso una cifra cercana a 4.100 millones de euros.
Amelia Tiganus fue captada en la calle, pero en la actualidad chicas y también muchos chicos, lo tienen muy fácil para prostituirse pensando que están haciendo otra cosa. Algunas redes sociales y plataformas en las que es fácil conseguir dinero funcionan como herramientas para captar menores. Muchos lo hacen de manera consciente, como un medio para pagar ciertos caprichos. Pero otros son víctimas de engaños y de redes de extorsión.
El lobby proxeneta con su ataque a Amelia quiere silenciar el abolicionismo y ocultar que la prostitución no es una forma de ejercer la libertad, sino una forma de esclavitud de la que somos víctimas las mujeres.
Para acabar con esto, por la abolición de la prostitución, todas con Amelia.
