La Opinión de Murcia

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Las fuerzas del mal

Enrique Olcina

Cancelando a Picasso

Una de las fotografías que podemos tener en la retina de Picasso es la que hizo Cappa donde el pintor está llevando de manera alegre y servicial una sombrilla a una mujer en una playa. Esa mujer que recibe la gozosa y jocosa servidumbre era artista por derecho propio antes de conocerlo, es la madre de su hija Paloma y su hijo Claude, Françoise Gilot. De las mujeres que su vida poblaron de manera importante, siendo las otras Fernande Olivier, Eva Gouel, Olga Khokhlova, Marie-Thérèse Walter, Dora Maar y Jacqueline Roque, ella es la única que le vino a decir eso de ne m’aime pas tant, el castizo no me quieras tanto, cuando él, que ya entonces la tenía más como ama de sus llaves que como dueña de su corazón, presumió de que nadie lo dejaba.

La pintora salió de ahí más o menos ilesa, para poder contarlo y así lo hizo y aunque Pablo juró por lo más sagrado del cubismo que cuidaría a los niños, los repudió cuando Françoise escribió cómo sobrevivió a Picasso, que era ya en vida una de las cumbres del arte universal de todos los tiempos, cosa, la de escribir, que antes hizo también Fernande y que Picasso intentó parar, y aunque con Fernande lo consiguió con Françoise no. Como no lo consiguió le dijo a los marchantes de arte que no compraran su obra. Françoise fue la mejor parada porque Olga, que nunca se divorció de él, no consiguió superarlo y tras su separación con Pablo acosó a Dora y a Françoise. Dora, también artista, excelente fotógrafa que documentó la realización del Guernika, acabó enfadada con el mundo y deprimida y dejó 130 obras de Picasso sin heredero aparente. Eva murió y Marie Therése y Jacqueline se suicidaron tras la muerte del malagueño inmortal. La única que sigue viva es, precisamente, Françoise, a la que le se le debe estar retorciendo el colmillo con la polémica.

En fin, todo esto no sería ningún problema si no tuviéramos evidencias más que suficientes que Picasso, con sus relaciones, fue más minotauro que Teseo en el laberinto, que es una manera fina de decir que era un cabrón, con pintas en el lomo. A Françoise la vetó, a Dora la apartó de la fotografía, a Thèrese la tenía en un campamento de adolescentes. Las amó al mismo tiempo que las devoraba Eso no disminuye su genio pictórico, pero sí adjetiva su persona, y dado que vamos a examinar su figura en un próximo aniversario es conveniente tenerlo en cuenta, por la sencilla razón de que las mujeres son personas por sí mismas y no vicisitudes que suceden en la vida de los grandes genios, que si son hombres heterosexuales no se pueden tocar porque ¿para qué? pero que si son mujeres u homosexuales sí se pueden hurgar, examinar, elucubrar, aventurar o disponer la biografía como se quiera.

Nadie va a cancelar a Picasso, pero verlo en toda su magnitud nos va a permitir apreciar lo divino y lo humano del mismo. ¿O es que lo humano, cuando nos perturba, ensucia lo divino? Pero ¿de dónde crees que viene lo divino, alma de cántaro?

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