Raro es el partido político que no pone en marcha diariamente, entre sus dirigentes, lo que se llama ‘argumentario’ y que no es otra cosa que el conjunto de tesis que cada uno de ellos utiliza para defender una opinión o una postura ideológica. Algo cargado de lógica para evitar que cada miembro del partido pueda dar una opinión diferente sobre el mismo tema. Una fórmula de comunicación estratégica, que realizada con un mínimo de sentido común, suele resultar provechosa para los líderes y partidos políticos.
Lo normal es que los partidos basen sus argumentarios en ideas muy simples, en un intento de que los mensajes lleguen con facilidad al receptor, pero es fácil intuir también que la simplicidad en la comunicación tiene mucho que ver con la bobería de muchos de los transmisores de los mismos. Así es que, teniendo en cuenta que no todos los miembros de los staff de los partidos gozan de gran lucidez intelectual y riqueza de léxico, es normal que el argumentario en política se cuide porque ayuda a dar una buena imagen de la formación política y de los que están en ella. Lo que ocurre es que, cuando el alegato no se ha preparado y se improvisa, se corre el riesgo de hacer el ridículo más espantoso.
Como le ocurrió la semana pasada a José Ángel Antelo, presidente de Vox en Murcia, y concejal en la capital, donde en el pleno de dicho Ayuntamiento, al defender su visión del cambio climático, se enredó en un cruce de palabras con el portavoz de Podemos-Equo, Ginés Ruiz Maciá, y a falta de sólidos argumentos para apoyar su punto de vista ( se estaba hablando de las ayudas al pequeño comercio para compensar el ‘decretazo energético’) tiró de vídeo para que todos pudiesen oír una perorata sobre el tema del secretario general de Vox, Francisco Javier Ortega Smith, del que sabíamos que es abogado, y que se dedica a la política en las filas de Vox, pero desconocíamos sus capacidades para disertar sobre este difícil y preocupante tema.
Pero es así como Antelo defendió su argumento de que «España es el lugar de toda Europa donde más eficiencia hay en la energía en los hogares», aportando un audio de su jefe para apoyar sus planteamientos sobre el cambio climático. Para llorar de pena ante las capacidades de algunos políticos. Llanto en masa que evitó el concejal de Podemos respondiéndole entre risas, con otro audio de fabricación propia, en el que se podía escuchar «que no, Antelo, que eso no es cierto».
Inevitable acordarnos del ‘primo de Rajoy’, que el entonces presidente del Partido Popular hizo famoso en 2007, al restar importancia al problema del cambio climático, sacando a colación a su primo científico, catedrático de Física de la universidad de Sevilla, y asegurando que no se puede convertir este asunto «en el problema mundial». Y no intento comparar, porque al menos el primo de Rajoy es, efectivamente, científico, aunque sea un descreído sobre el cambio climático con razonamientos un tanto curiosos.
Pero, claro, lo de Ortega Smith es imposible que cuele, por muy entregado que Antelo estuviera a la causa, con ese pedir atención a su interlocutor con el movimiento enérgico de su dedo, porque estaba hablando ‘el maestro’. Esto no lo dijo, pero lo pensó, porque se le notaba en la cara.
El presidente del partido y portavoz de Vox en el ayuntamiento de Murcia fue profesional de baloncesto (entre otros, jugó en el UCAM Murcia). Para practicarlo, necesitó de entrenamientos, de esfuerzo por su parte. Bien, pues ahora, que solo se dedica a la política, debería de tener la misma disciplina para preparar sus intervenciones en el Ayuntamiento. A veces, trabajar poco se nota mucho.
