La Opinión de Murcia

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Jutxa Ródenas

Erre que erre (Rock’n’roll)

Jutxa Ródenas

Cuernos patrocinados

Jutxa Ródenas.

Sobredimensionamos la traición de manera escandalosa, y es que somos muy dramáticas. Nos sobrecoge de manera trágica eso de que alguien no cumpla con nuestras razonables expectativas.

Tras una infidelidad no hay más que hablar; ya está todo dicho, para muchos es una acción totalmente imperdonable, la holladura en la pisada es demasiado profunda. Siempre pasa, los extremos tan nublados no nos permiten distinguir la tonalidad de lo que realmente deberíamos juzgar con dureza.

Te lo digo, hermana, a veces vale más andar desprovista de las alforjas del desapego y la más austera indiferencia para exaltar el coste de la censura que implica una descuidada infidelidad. La veteranía de muchas que vamos por la vida creyendo adelantar sin pisar la línea continua no alcanza a entender que alguien pueda ser tan torpe de no cumplir un pacto acordado con anterioridad.

Hoy toda España es Tamara: cornúpeta, astada. Nos sentimos arropadas y empáticas por esa deslealtad que la pobre niña bien educada en los mejores colegios está sufriendo. Su Iñigo del alma se la ha pegado y todos, menos ella, eran conscientes. Quiero pensar que el chico ha intentado ser lo más leal posible, el muy imprudente no ha tenido en cuenta que antes de poner unos cuernos se debe tener en cuenta la singularidad del que los recibe. La socialité, marquesa, aristócrata, diseñadora, chef, natural, comprensiva y religiosa señorita Falcó ha puesto España al unísono. Ha sido artífice de la viva unión del pueblo contra la opresión y el atropello del malo malísimo novio cruel que se ha morreado a una chulaza ante los ojos de medio país que, como en Fuenteovejuna, se han convertido en los cuatrocientos setenta y seis que dieron muerte a Hernán Pérez de Guzmán, Comendador Mayor de Calatrava, por los muchos agravios cometidos.

Y nosotros, los analistas de la obra de la vida de los demás, seguimos tratando el tabú de la infidelidad como un problema sin solución que procede durante el transcurso de una ceguera moral rematada por un clímax de drama. Como si ninguno de los que aquí estamos hubiera faltado nunca a la palabra de constante afecto, al cumplimiento de obligaciones y el miedo de no defraudar la confianza puesta por otro en nuestra legalidad.

Que tire la primera piedra el que no se haya visto nunca como el protagonista de Can’t be seen (The Rolling Stones). Yo a este chiquillo la traición se la paso por alto, las penas pagadas son menos penas. Lo que resulta imperdonable, querido Onieva, es el sacrilegio de hacerlo en el Burning Man de Nevada, un festival de pijos libertinos que irónicamente promueven la desmercalización y el aprovechamiento de la energía colectiva por el médico precio de una entrada a 600 euros, y tener el cerebro de hormiga para tirar por tierra la sempiterna expresión de «lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas»

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