Se acabaron las fotos de atardeceres, las siestas viendo el Tour, y demás topicazos veraniegos. Arranca el curso, estrenamos agenda, quizás lo primero que hayan mirado es cómo caen Navidad y Semana Santa, y cuándo es el primer puente según el lugar donde vivan. Espero que hayan sido felices, desconectado y cargado las baterías porque esto empieza. Soy de las que comienza el año con el curso y con el mes de setiembre, lo han leído bien, me como la P, y mi amigo Pablo se ríe siempre que me oye decirlo, imagino que no seré la única a la que le pasa, pero hasta que él no se dio cuenta nadie me había dicho nunca nada. A la mierda los propósitos, el gimnasio y proponerme todas esas metas que nunca cumplimos. He dejado de engañarme a mí misma y asumo la derrota. Prefiero ser realista y dejar que el curso sorprenda con nuevos proyectos de trabajo, disfrutar de algún que otro concierto, soplar las velas antes de que acabe el año y cumplir 45. Me pregunto qué nos tendrá preparado el guionista para esta temporada, lleva años sin defraudar.

Políticamente hablando el curso me da bastante pereza, la campaña electoral ha empezado ya, no sé cómo vamos a llegar vivos a mayo del año que viene. So tienen la fórmula, díganmela; prometo no contárselo a nadie. Es desolador el panorama, no es nada nuevo mi desilusión y sentimiento de orfandad política, y no creo que la cosa vaya a mejorar en los próximos meses.

Vamos a ser testigos de la refundación de Ciudadanos, algo que no sé yo si están a tiempo de resolver con unas elecciones tan cerca; creo que hay que saber parar a tiempo, y el recorrido de los naranjas no da para más. La izquierda dispersa con un PSOE, Podemos, Más País, Sumar, agitado pero no mezclado que, desde mi punto de vista, huele a entre todos la mataron y ella sola se murió como no sean capaces de blindarse en bloque. Por otro lado la derecha, con un Feijóo del que yo esperaba mucho más como líder de la oposición, y no sé ustedes pero a mi el olfato me dice que la ultraderecha se encuentra en un momento delicado tras el batacazo electoral en Andalucía y la llegada de nuevo a la palestra de Olona, parece que se intuye un cisma interno, y la verdad, para qué les voy a engañar, me divierte bastante la idea.

Y mientras en la mejor tierra del mundo un informe policial confirma que la mayoría de los votos a una de las actuales tránsfugas del gobierno regional, como candidata a la presidencia de la Comunidad autónoma por el partido cítrico, provienen de Madrid, Barcelona o Valencia, también ha descubierto el informe que hubo votos falsos en la propia Región y cuatro años más tarde ahí sigue formando parte del gobierno autonómico y no pasa nada. Todo vale.

Y cuando durante este año parece que por fin en el Partido Popular una mujer en la Región de Murcia puede dar el paso para presentarse dentro del partido, el fuego amigo la bloquea y neutraliza sus posibilidades y vivimos un congreso del PP en la Región que encumbra de nuevo a López Miras. Pero parece que hay culebrón para largo porque como pasa en política la palabra y los principios no suelen abundar, así que estoy expectante a ver cómo queda la candidata fallida al Partido Popular en Murcia tras las próximas elecciones ante el resultado que el presidente de su partido pueda sacar. Del PSOE en la Región es mejor ni hablar.

Después de mi particular resumen nada esperanzador sobre nuestro panorama político, sólo me queda desearles un estupendo comienzo de curso, toca reencontrarnos tras los días de verano y, si les apetece, una temporada más aquí su columnista de confianza, para reirnos, llorar espero que sólo por un ojo, y compartir la actualidad y alguna que otra reflexión. Feliz año nuevo.

Les espero.