Marcelino barrunta el retorno a Sevilla, que se lo ofrecerán, mientras Lopetegui prepara maletas. Hay memorias a corto, a medio y a largo. El vasco las baraja todas y el asturiano también, pero las urgencias mandan en un juego de última hora: el de los resultados recientes.

Voluntaria o involuntariamente, advertíamos respecto al Sevilla que nunca será un grande mientras sea club vendedor, por muchos jugadores de vuelta que fiche. El último, Isco, no tapa el enorme agujero que provoca en los de Nervión la fuga de sus centrales; defensas de relevancia internacional. A Koundé y Diego Carlos, que podrían ser titulares en cualquier equipo del mundo, no se les debe improvisar sustitutos. En Almería fue la muestra, con dos delanteros de color que sacaron los colores a los sevillistas. Sadiq y Ramazani, aunque no pasarían de meritorios en un grande, con mucho futuro, eso sí, lucieron el muestrario de los ataques que emocionan: velocidad, coraje, fuerza, habilidad, portería grande entre pierna y pierna y acierto. Para desgracia almeriense, pronto cambiarán de aires. Algún importante o mediano español o de allende los Pirineos podrían sorprender a última hora; menos de cuarenta millones por los dos son una ganga tal y como está el mercado. Se lo han puesto en bandeja a un Monchi que debe resolver pronto, si no quiere que Del Nido aproveche para llevarse por delante a Castro, a su hijo díscolo y al emblemático director deportivo. Pero antes, debe apuntalar atrás.

Así las cosas, el bajón anímico por los dos agujeros del Sevilla: adelante romos y atrás madres, se llevará por delante al ex seleccionador y respescará de urgencia al in péctore. Por aquello de la memoria, a Lopetegui deben sonarle las mulillas cuando se huele a mundial. Y a Marcelino le debe saber a gloria porque por un lado aspira a sustituir a Luis Enrique, aunque la espera navegue entre incertidumbres por la ciclotimia de su paisano mal encarado, y por otro, le suena el teléfono desde equipos de campanillas en cuanto se tuerce el carro, con campeonato del mundo o no. También acumula memoria al respecto.

Por Can Barça tañen campanas voladoras, aunque sean tan apalancadas como hipotecantes, en cuanto les han sonado las flautas de sus fichajes. Sobre todo, con la sinfónica de un Lewandowski que goleando debe ser su mascarón de proa. Y por esa enorme promesa perpetua de Ansu Fati, un delantero tocado con la rara varita mágica de hacerlo todo bien. Se asocia, imagina, deslumbra, golea y tiene juventud para ilusionar tanto a los culés como a quienes deseamos lo mejor para la Selección y disfrutamos con sus éxitos como si de un club de nuestras entretelas se tratase. No obstante, Xavi tiene faena hasta que normalice el buen juego.

En el Atlético se mesan la barba por impaciencia. Simeone dispone de pocas jornadas para ensamblar un equipo que aspire a todo desde la enorme plantilla que maneja. Solo su prestigio puede dar tiempo a cocinar el fútbol que se le supone. Cualquier otro estaría ya en la picota. A ver si Morata, Félix y Griezmann dan con la puerta regularmente, aunque al francés se le abre un frente insospechado. Y quizá sea bueno para recuperar tiempo perdido. La Real Sociedad tiene posibles para un retorno glamuroso tras la marcha de Isak. En Anoeta podría estar su arca perdida y, de una tacada, también la económica del Atleti y Barça. Al final, el dinero saudí de los nuevos dueños del Newcastle puede cuadrar las cuentas de colchoneros y culés. Una afortunada carambola a cuatro bandas.

Y llegamos al Madrid de Pérez y Ancelotti. Ya no tienen que confirmar lo que augurábamos. Ahora solo perseverar en la solidez de un equipo de dieciséis jugadores en el que quienes salgan tienen el marchamo del éxito entre sus botas. No es que jueguen de memoria, sino que salen con el uno a cero a favor de los campeones. Modric, Courtois, Vinicius y Benzema son los mismos de antaño. Alaba crece cada partido y es un posible recambio de Casemiro por si Tchouanemi precisara tiempo. Y los demás no desentonan en la heroica marcha que compusieron la temporada pasada.

Raúl de Tomás, como anunciamos, es el tapado de Florentino. Y también sería un buen intento a tres bandas; el Español necesita dinero y entusiasmo.

Para finalizar, con Pedri deslumbrando, Ansu de vuelta y Carvajal, Gavi y Morata titulares, a Luis Enrique le allanan camino. Los futbolistas y dirigentes pasan, como Casemiro, Bernabéu, Sanz y en su momento Pérez, pero el Madrid seguirá siendo el Real. El de siempre.