Querida rubia:

A los lugares a los que fuiste feliz siempre has de querer volver, siquiera para darte una medida de cómo ha avanzado tu vida. Si sigues feliz aun sin esos lugares, es que lo estás haciendo bien. Si sientes que te falta algo, quizás debas examinar el qué, porque todo es recuperable, en cierta medida, salvo el tiempo, que no hay manera de recuperarlo. Volver, aun con la frente marchita, aun sin botox, no es tema para tango derrotista, sino para una gran reflexión personal. Eso sí, en esa reflexión que hagas procura no ser demasiado dura contigo misma ni con los demás. Puede ser amargo, pero también dulce. Al fin y al cabo, no serías la persona que eres sin esas experiencias que ahora echas de menos. Y hasta aquí mi aportación a las frases de Paulo Coelho.

Me hablas del mercado de la carne y es cierto que la manera de ligar de hoy en día dista mucho del set de instrucciones que hemos mamado, sin doble sentido, durante toda nuestra educación sentimental. Las comedias románticas han hecho mucho daño, al mismo tiempo que nos han dado las mejores de ellas grandes momentos. De todas ellas, me decanto por las que, en su momento, supusieron una liberación en ese código y apetece mucho ver: Historias de Filadelfia, La fiera de mi niña, Atrapa a un ladrón o Charada. Claro, para que las cosas salgan bien siempre es necesario Cary Grant, así que me corrijo a mi yo anterior. Si Cary Grant apareciera por mi vida, quizás yo también me pondría una venda en los ojos, pero Cary solo hay uno, cari, y vive eternamente en el celuloide, ese tren ya pasó para mí. 

Cuando te comparé con la Pataki no lo hacía en el sentido físico. Al fin y al cabo, cada cual hace con su cuerpo lo que quiere o lo que puede. Envejecer es una obligación, hacerlo con gracia es una elección, y tú y yo estamos más con Katharine Hepburn que con cualquiera que se atiborre de cirugías. Sin embargo, en defensa de Pataki sí que conectáis con esa actitud frente al mundo de que os importa más bien poco lo que digan los demás. No la veo plegándose mucho a nadie, aunque su deseo por parecer joven más allá de lo necesario sea un autoreconocimiento implícito de su talento, pero también de lo tiránico de un sistema que exige que las mujeres aparezcan perfectas todo el tiempo mientras que los hombres pueden ir hechos unos adanes.

Ya sabes que eres más que bienvenida. Mamá se alegrará de verte mucho, pero vamos a no decirle que vienes. Tú le dices que vas y ella lo deja todo y se pone a cocinar. Encargaré un pollo y nos sentaremos a hablar y a tomar cervezas los cuatro, papá, mamá, tú y yo. Me vas a pillar de milagro, eso sí. Me han dado de alta de lo del ojo e iré a ver a unos amigos a la sierra, a Madrid. Me apetece buscar el fresco porque parece que, como tú dices, el calor ha venido para quedarse. Que estamos destrozando el mundo era algo que nos venían avisando. Muchos se rieron de Greta Thunberg y ahora se encuentran con que las peores previsiones se hacen realidad y, aunque el tiempo es algo que no podemos recuperar, sí podemos hacer cosas para volver a la situación pasada. Nos va a costar y será mucho más que limitar el aire acondicionado o quitarse la corbata. Mientras no admitamos que estamos en débito climático, lo único que va a hacer es aumentar la deuda hasta declararnos en bancarrota. Y hasta aquí mi aportación al apocalipsis 

Vente, que la piscina está genial. Un beso y te espero