La Opinión de Murcia

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Tribuna libre

Almudí, ¿Quo vadis?

El Palacio del Almudí agoniza. Durante los últimos años ha sufrido un cambio radical en sus actividades, convirtiéndose en una burda caricatura de lo que fue

Una de las salas del Palacio del Almudí

Aún recuerdo cuando el Palacio del Almudí era la sala de exposiciones más importante que había en Murcia. Desde que la corporación municipal de la ciudad decidió dedicar el palacio a la cultura, comenzando su actividad expositiva en 1985, han desfilado por el antiguo depósito de grano los más destacados artistas del panorama local y nacional, desde el informalista catalán Antoni Tápies hasta el realista Antonio López. Las obras de centenares de los más representativos pintores, escultores y fotógrafos de varias generaciones inundaron con sus creaciones el noble edificio del siglo XV.

Cada año, coincidiendo con las Fiestas de Primavera, se realizaba un certamen llamado ‘Contraparada’, donde los artistas más representativos de la vanguardia española alternaban con la élite del arte murciano de los siglos XIX Y XX: Pedro Flores, Garay, Bonafé, Joaquín, González Moreno y prácticamente todos los pintores y escultores que marcaron una época estuvieron presentes en la sala pública, convirtiéndose con el paso del tiempo en uno de los centros de arte de referencia en España.

En aquellos gloriosos años, la afluencia de visitantes era enorme, las inauguraciones constituían un evento sociocultural de primera magnitud en una ciudad que apreciaba la calidad y valoraba el esfuerzo realizado por el consistorio para organizar aquellas exposiciones.

Indudablemente fue la mejor época de la cultura municipal en Murcia. Como recuerdo de todo aquello solamente ha quedado una espléndida colección de los catálogos editados para aquellas exposiciones, convertidos en auténticas joyas bibliográficas, testigos de una época y de toda una generación. Una mirada retrospectiva nos devuelve a aquellos años y nos enfrenta violentamente a la realidad actual.

Todo ha cambiado para mucho peor. El Palacio del Almudí agoniza. Durante los últimos años ha sufrido un cambio radical en sus actividades, convirtiéndose en una burda caricatura de lo que fue. No existe criterio ni una programación con una calidad razonable que justifique la inversión pública realizada por el Ayuntamiento para ofrecer a los ciudadanos una cultura de segunda e incluso de tercera, dado el ínfimo nivel de calidad de las exposiciones y artistas seleccionados, no sabemos por quién, algunos de ellos meros aficionados, llegando incluso a exhibir concursos de pintura para estudiantes en las mismas paredes del Salón de columnas, la sala noble del edificio donde se colgaron las obras de Antonio Saura, Manolo Valdés, Canogar, Barceló, José Guerrero, Guillermo Pérez Villalta, Broto, Campano y una larga serie de los artistas que han definido la historia del arte en este país que resultaría interminable.

Lo que está sucediendo hoy en las salas de exposiciones municipales en general y en el Almudí en particular no se comprende muy bien. ¿Quién es el responsable de la degradación de estas salas? La última exposición dedicada al artista leonés afincado en Torre Pacheco Manuel Frutos Llamazares, a la que se dedicaron las dos salas del Almudí, más parecía una muestra colectiva de una decena de artistas distintos, es un claro ejemplo. No se comprenden iniciativas de esta índole con protagonistas que ni siquiera han sido considerados profesionales con una trayectoria expositiva que las justifique. Hay quien piensa que algunos de estos eventos proceden de decisiones personales de los responsables, muy lejanas de cualquier criterio profesional.

Durante el mandato del popular José Ballesta, el concejal responsable de la cultura murciana fue Jesús Pacheco, que delegó las cuestiones expositivas en el artista y también funcionario del Ayuntamiento de Murcia Álvaro Peña, cesado fulminantemente por el nuevo concejal del equipo del socialista José Antonio Serrano, Pedro García Rex, que colocó en su lugar a Mamen Navarrete, funcionaria interina con criterios culturales y expositivos mucho más que cuestionables. Según se rumorea, la exposición antológica de Frutos Llamazares fue su gran apuesta para este año.

La realidad es que, a fecha de hoy, con una sala de exposiciones más recién inaugurada, la Cárcel Vieja, el Ayuntamiento de Murcia ni siquiera tiene prevista una programación que se conozca para sus cuatro centros expositivos. ¿A qué están jugando? Con la Cultura no se juega, es algo demasiado serio como para andar improvisando proyectos que terminen siendo espectáculos lamentables.

A pocos meses de elecciones municipales, ya veremos qué sorpresas nos depara el concejal de Cultura. ¿Será capaz de entender que no solo de folclore y morcillas vive el contribuyente?

Estamos realmente hartos de que la cultura pública esté en manos de políticos que no tienen ni una mínima formación y que se rodean de asesores que tienen menos idea que ellos mismos.

¿Qué pasa con los auténticos profesionales de la Cultura?

Me consta que en Murcia los hay, y muy buenos, pero son ignorados sistemáticamente.

¿Esto va a ser siempre así?

Ya está bien de patochadas y de fotos en Instagram inaugurando cosas que no interesan a nadie.

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