Los que puedan disfruten de los días centrales del mes de agosto, si es que se puede disfrutar con cuarenta grados cada día desde hace semanas, los que estén en la playa aprovechen hasta el último minuto, y los que estén en el ‘Balneario’ del Mar Menor, qué quieren que les diga, buenas cremas para la piel y con un poco de suerte se volverán sin que los peces vuelvan a salir a la orilla a recordarnos que lo hemos destrozado.

Dicen que antes de cada gran tormenta una intensa calma la precede, y eso parece que nos está ocurriendo en este rincón del sureste, ajenos a la España que arde por los cuatro costados, a la guerra fría entre China y Taiwan, a las inundaciones en EE.UU., a las olas de calor que arrasan en Europa, la Región de Murcia es una olla a presión, también por el calor, pero me refiero a que la situación política tiene que estallar, o por lo menos buscar válvulas de escape de manera urgente.

Si al esperpento de Gobierno Regional, con dimisiones a diario, anteponiendo el interés particular al general, con ConsejerÍas que hacen aguas por todos lados y lo que es peor, sin ningún tipo de Región en la cabeza que no pase por sus intereses personales, con una grave crisis interna el partido que mayoritariamente sustenta al Ejecutivo, y que por mucho que se empeñen en intentar aislar a la alcaldesa de Archena, con ‘francotiradores’ políticos incluidos, unimos una oposición que ha decidido, aprovechando julio y agosto, seguir de vacaciones políticas, el resultado final es una sociedad que cada día más se encuentra abandonada a su suerte.

Pero lo peor está por llegar. Que el agua del Mar Menor esté en 32 grados y el mediterráneo en treinta, tendrá consecuencias nefastas para muchas zonas del levante español. 

Si pensamos que callándonos no nos van a caer chuzos de punta, como se dice en la huerta, o si creemos que rezando las muertes de miles de peces del Mar Menor se terminaron, nos equivocaremos. 

Así que vayan preparando sus titulares, el presidente de la Asamblea buscando en el santoral cómo denominará la siguiente gota fría, y entonces vendrán las madres mías: «Que no limpiaron la rambla», «que esto se veía venir’», «que no aprendemos», «cómo es posible que se permitiera edificar en el cauce del pueblo».

Por eso, sería bueno que mientras disfruten a la orilla del mar de un quinto, Estrella de Levante, por supuesto, y su suegra corta la sandía tras comerse la tortilla de patatas con la carne empanada que preparó la noche anterior, mientas solucionamos los conflictos mundiales con el agua por la cintura a más de treinta grados, o le echamos la culpa de nuestras desgracias a Echenique, pero sobre todo a Pedro Sánchez, las administraciones públicas desplegaran toda su maquinaria para prevenir las más que previsibles DANA que dentro de unas semanas comenzarán a llegar a la mejor tierra del mundo.

Decía Bécquer que «volverán las oscuras golondrinas», y por desgracia me temo que volverán a aparecer miles de peces muertos a la orilla del Mar Menor, y las lluvias torrenciales terminarán de nuevo con cosechas y calles inundadas, y volveremos a llorar y pedirle por enésima vez a Madrid que nos declare Zona Catastrófica, y de nuevo seremos incapaces de prever nada y dedicar al cambio climático las inversiones necesarias.

Luchamos contra la covid, un volcán reventó media Palma, llegó la guerra de Ucrania y nos jodió la recuperación económica y nos están saqueando las eléctricas y las petroleras mientras se hinchan a miles de millones de beneficios, en España siguen ardiendo miles de hectáreas, llevamos más de doscientas cincuenta mil, el equivalente a todo el noroeste murciano, ahora el conflicto EE.UU., China y Taiwán también tendrá terribles consecuencias para nuestra economía, Taiwán es el mayor fabricante del mundo de microchips, ahora los expertos no dudan en el alto riesgo de inundaciones en nuestra región, digo yo que para una vez que llevan avisándonos con tiempo, hagamos algo aparte de seguir escondiendo la cabeza en la tierra y echando la culpa a los demás de nuestras desgracias.