Tenemos la capacidad de odiar al vecino muy desarrollada en estas latitudes y el calor que está haciendo este verano no ha servido más que para terminar de derretir la poca razón que nos quedaba. 

Este verano, las dos Españitas (y miren que odio hablar en estos términos guerracivilistas) nos estamos echando los aires acondicionados a la cara por el decreto que aprobó el Gobierno para ahorrar energía. Nunca antes el ‘Winter is coming’ de Juego de Tronos había sido tan real como este año y la UE nos apremia a prepararnos para lo que está por venir.

Podíamos habernos unido por una vez y haber entendido que hay motivos, que es necesario y que es por nuestro propio bien. Pero cómo desaprovechar la oportunidad de enfangar a nuestro Gobierno, debió pensar una de esas Españas, la que se cree más patriótica. 

Todo empezó con nuestro presidente sin corbata, aconsejando a la muchachada que no se la pusiera a 40 graditos. Puestos a evitar un golpe de calor, hubiera tenido más sentido que se quitara la americana, la verdad. El exministro Miguel Sebastián lo intentó en la era ZP y también le llovieron críticas, hasta de su compañero José Bono. Esta vez la reacción ha sido más desagradable y hemos tenido que ver imágenes dantescas de maduritos en conserva medio en pelotas pero con corbata puesta, listos para ir a la playa. Fue el caso de Javier García Isac, director de Decisión Radio. Ha nacido el ‘rancioinfluencer’. 

A ciertas comunidades y empresarios no les gusta que el aire acondicionado no pueda bajar de 27 grados en verano. Son 25 grados en trabajo ligero (que no se está explicando la letra pequeña). «Madrid no se apaga», dijo Isabel Díaz Ayuso ante la obligación de apagar iluminación innecesaria por la noche y de madrugada. La vicealcaldesa de Madrid, incluso, alertó de un aumento de la criminalidad y advirtió del peligro para las mujeres. Veamos: el decreto habla de que los escaparates se apaguen a las 22 horas, no habla de alumbrado público ni tampoco, por cierto, de monumentos, que deben apagarse a la 1 a.m. según una norma aprobada en mayo.

Para más inri, el Gobierno informó en la Conferencia de Medio Ambiente y de Energía de julio a las Comunidades de su plan de ahorro energético y ninguna puso objeciones. 

Pero es que sigue. Ni a Wes Craven se le hubiera ocurrido un principio de agosto más aterrador: resulta que, entre los altos precios de la energía y el calor, falta hielo (dicen, yo tengo). Y cito ahora al director de Política Económica de Ayuso: «España, paraíso del cubata o del gin tonic. Del Cacaolat con Licor 43. En ningún sitio del mundo ponen las copas como aquí. Que falte hielo en España es como que falte arena en el Sáhara. Otro éxito del socialismo». Pasando un tupido velo por lo del Cacaolat, el mortal con doble tirabuzón final no lo vi venir. La presidenta de la Comunidad de Madrid tiene sustituto de MAR si algún día le hiciera falta.

Yo no sé cuándo van a bajar las temperaturas, pero los españoles estamos a una ola de calor de empezar a tomar Cacaolat con Licor 43 para desayunar.