La Opinión de Murcia

La Opinión de Murcia

Azparren

De un grano de arena

Joaquín Azparren

Dedos

Con apenas dos, índice y corazón, se pueden contar los días que les quedan para las vacaciones de verano después de once meses laborales plenos de cambios y sobresaltos.

Hay dos momentos en el año del currante/tipo en los que se repasa la experiencia vital: el 31 de diciembre y a finales de julio, un mes que parece que tiene ocho semanas por lo lento que discurre.

El periodo ante el que aplicamos este balance, este juicio crítico que hacemos consciente o inconscientemente, bien podría dibujarse como una curva de campana con su punto más alto en el 24 de febrero.

No sé si que acordará que nos vinimos arriba durante el verano pasado para regresar de vacaciones con las ganas de proclamarnos vencedores absolutos de la plaga. Luego, al poco, nos íbamos a dar de bruces con la variante ómicron y familia que, sin terminar el invierno, lanzó a la estratosfera la incidencia de contagios, hospitalizaciones y muertes. Fueron meses de la tercera dosis de vacuna para todos los públicos, lo que junto a un cuadro clínico menos letal y el potente poder de contagio, desembocó ahora en la aceptación social de la enfermedad y en la resignación de que el que todavía no la ha ‘cogido’ lo hará en breve.

También volvimos del descanso henchidos de optimismo por, en general, la marcha de nuestra economía particular y de la nacional. Ávidos de gastar lo ahorrado creímos en la recuperación de país lanzado hacia el 2022. Lo confirmaban los datos del PIB y lo apoyaban hechos como la subida del salario mínimo, la caída del desempleo o la bolsa.

Tanto que los nubarrones en cuello de botella del suministro de bienes y suministros, las demoras en recibir productos con componentes digitales y hasta el aumento de los precios energéticos se explicaron como coyunturas que se disiparía con la primavera.

Sin embargo, la invasión rusa de Ucrania dio al traste con todo. Las guerras que veíamos en las pantallas de televisores en lugares lejanos y empobrecidos se presentó de repente entre los que tendemos a considerar más iguales que otros.

La vida ya no es igual para nadie. Ojalá que pronto con los dedos índice y corazón con los contamos días para cavaciones sirvan para hacer el signo de la victoria sobre la pandemia y la tiranía.

Y ya de paso, escamoteando el que utilizamos para indicar y señalar, le hagamos la peineta al del Kremlin y a la inflación.

quinazpa@gmail.com

Compartir el artículo

stats