Cambios positivos. Si andan ustedes por el Mar Menor habrán comprobado que está mucho mejor a todos los niveles. Mientras esto escribo, veo, dentro del mar, a unos siete u ocho metros de la orilla, a dos trabajadores que están con el agua a la cintura y unos rastrillos y cubos sacando algas y cieno. Ayer retiraban restos arrastrados por el jaloque que está soplando estos días. Y hace mucho calor, incluso aquí, junto al mar. Trabajo duro pero que está consiguiendo que las orillas y las arenas estén limpias. Y todavía no hay ningún signo de agua verde o marrón, aunque está muy caliente, al menos a 28 grados. Ah, y en Los Urrutias han puesto grifos en la arena a la salida del agua. Lo nunca visto. Qué lujos, por favor. Qué confort.

Le ha venido bien el grifo. Una señora que está en uno de esos ‘lavapiés’ a su marido que la está esperando: «Pepe, dame las chanclas que las enjuague, que están muy sudás».

Otros tiempos. Es curioso lo de los nuevos bikinis de moda este año, esos que dejan las dos nalgas totalmente al aire. El otro día, estaba yo con una amiga de mi edad en una terraza y pasó una chica con uno de esos bañadores. Mirándola, ella dijo: «Y pensar que a su edad yo tenía que llevar el bañador con un volante de faldita porque, si no, mi padre no me dejaba ir a bañarme. Qué envidia, leche».

Buen informe. El último informe del Consejo Económico y Social propone que se construyan edificios con pisos que compartan servicios comunes, por ejemplo, la cocina o la lavandería, o incluso espacios de ocio. La verdad es que es una forma de vivir que ya se da en otros países como Estados Unidos, Suecia, Noruega, etcétera, que resulta más barata para los inquilinos y que ayuda a la convivencia, por ejemplo, a la de los mayores que viven solos, que pueden tener mucha más relación con los vecinos, lo que es muy positivo para ellos.

Periodismo de altura. Fue impactante ver la primera página de este periódico el martes con los WhatsApp del presidente López Miras y la alcaldesa Patricia Fernández. Y también leer la información, bien estructurada y completa, en las páginas interiores, con su correspondiente artículo de opinión. Me recordó otro periodismo que antes practicaban muchos medios y que ahora se ha perdido un poco con tanto alineamiento político de unos y de otros. Esas páginas eran un canto a la libertad de prensa, a la opinión libre, a la información real sin más compromiso que con los lectores. Enhorabuena, compañeros. 

Poca cosa. Una mujer a su perro, en la calle. «Qué mierdecica más pequeña has hecho hoy, guapo». Y se agacha con la bolsa a recogerlo.

Uno de los nuestros. . Me encanta que el murciano Mohamed Katir haya ganado una medalla de bronce en el mundial de Atletismo. Y me gusta mucho que con este nombre sea muleño y se pasee por las pistas envuelto en la bandera de España. Enhorabuena, chaval. 

Lo desconocíamos. He leído en la prensa especializada que los títulos del apellido Marichalar son más antiguos y de más prosapia que los de los Borbón. Fíjate tú. Y nosotros sin saberlo.

Piel dura. Una mujer a otra, en el mercado: «No le compres a ese que el jueves pasado me dio unos tomates que tienen la piel dura como una piedra. Que si no los pelo, no se pueden comer. Con el follón que es pelar los tomates».

Cine y series

Cine y series

Sigo viendo El Mandalorian. Qué buena es, oiga. Qué entretenida. Y pesqué al salto en un zapping Las mil y una noche, de Pasolini, que la vi en su momento, en los 70, pero que no me acordaba muy bien. Y nos quedamos con ella. Qué barbaridad de película. Recuerdo que se armó una bastante gorda cuando la estrenaron ante tanto desnudo frontal y tanto pene, pero lo cierto es que la ambientación (está rodada en Eritrea, Etiopía, Yemen, Nepal, India) es magnífica, y lo mismo el vestuario (cuando van vestidos, que se pasan desnudos bastante tiempo) es genial. Todo ese color entre edificios de adobes, interiores de una gran belleza y paisajes desconocidos para nosotros hacen de la película una verdadera obra de arte. Eso sí, con mucho desnudo frontal y mucho pene.