La Opinión de Murcia

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Diario de una veintidosañera

Quiero mi título

Este año he terminado una carrera universitaria. Además del valor de la misma, que alguno tendrá, me hacía cierta gracia tener el título en sí. Al terminar mi carrera me llegó un SMS que decía: «Enhorabuena, Irene, por haber superado tus estudios de grado», junto con las instrucciones para pedir el título. Pues bien, resulta que el título universitario hay que pagarlo, y no es barato el papelito, eh: doscientos euros vale en la Universidad de Murcia. Sé lo que están pensando y sí, va sin enmarcar. No me voy a quejar de tener que pagarlo, porque el administrativo que lo gestiona tendrá que comer, pero oiga, que soy una joven recién titulada asomándome al escalofriante mundo laboral (de eso hablaremos otro lunes) con doscientos euros menos en el bolsillo.

Tras haberme resignado estoicamente y haber apoquinado me llegaron las instrucciones. ¡Leche, pues sí que va a ser la cosa compleja! les ha faltado pedirme la partida de nacimiento y el acta de bautismo. Tras toda la parafernalia, hace unos días me llegó otro SMS (muy modernos los de la UM) donde me informaban de que mi título provisional ya estaba disponible. Yo, sin saber muy bien en qué consistía eso me decidí a abrirlo, pues bien, se trata de un papel con el logo de la universidad en la que don José Luján (un saludo, señor rector) certifica que yo, Irene Vera, con DNI nosecuantos, nacida en nosedonde, he finalizado nosequé otros estudios. Pues vaya gracia, y encima firmado electrónicamente.

Me han dicho que al año puedo hacerme con el otro título, el que tiene el dentista enmarcado en una pared de fondo y que tú miras mientras te hace una endodoncia. Siempre he tenido yo la ilusión de enmarcarlo y colgarlo en casa de mi abuela o, en su defecto, subirlo al altillo de algún armario y que coja polvo. Lo que más me fastidia es que no esté firmado por el Rey.Se lo dije a mi padre y respondió lo mismo de siempre: «Pues para tu cumpleaños o para Reyes». Como mi cumpleaños queda lejos me veo en la necesidad de tomar medidas desesperadas: Queridos Reyes Magos y Rey de España, este año, por Navidad, quiero un título universitario, pero de los de verdad. No he sido la mejor de las veintidosañeras pero tampoco me he portado especialmente mal; además, como dice la gente seria, «está to pagao».

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