Tonto es el que dice tonterías». Esa es la frase que Tom Hanks dice como el personaje de Forrest Gump, y lo que parece una obviedad que tendría que estar presente en cada momento de nuestra vida se nos olvida cuando el que dice tonterías se adorna con los atributos de poder y autoridad y enuncia futilidades. Eso es lo que ha sucedido recientemente, otra vez, de nuevo, en Murcia, en la Asamblea Regional con las palabras perpetradas contra el colectivo lgtbi por el Excmo. Sr. Liarte, que, haciendo honor, como siempre, a su apellido, pretende liarte en una red de mentiras para que te las creas. Por esa misma razón le vamos a dar el altavoz estrictamente necesario a sus palabras, para demostrar su ignorancia.
El colectivo trans es el que en este país y en el mundo sufre mayor tasa de violencia, mayor tasa de desempleo y mayor tasa de discriminación, precisamente por ser trans y solo una acción conjunta de la sociedad puede ayudar a que mejoren sus vidas. Entre otras vías está la ley, pero también el Tribunal Constitucional que ha reconocido recientemente que la discriminación contra las personas transgénero se basan en «profundos prejuicios arraigados normativa y socialmente», e incide en que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos «manifiesta con total claridad que la prohibición de la discriminación en virtud del artículo 14 de la Convención cubre debidamente las cuestiones relacionadas con la orientación sexual y la identidad de género» y que van contra el artículo 10 y el artículo 14 de la Constitución Española que protegen, respectivamente, la dignidad y la igualdad, con lo que podemos calificar los comentarios del Excmo de indignos, directamente, porque siembran una confusión que perjudica a las personas transgénero.
Sí, efectivamente existen cupos para personas trans, más concretamente en Aragón, en las oposiciones, un cupo terrible, dos plazas para personas discapacitadas y una para una persona transexual, que esto va a ser la ruina. Existe en cumplimiento de la ley autonómica que votaron todos los partidos antes de que llegara la extrema derecha a romper consensos que estaban establecidos y que también dejaban atrás esos tiempos donde una supuesta normalidad heterosexual imponía su ley de hierro, también en la educación, y conseguía hacer desgraciadas a las personas desde bien pequeñas, que son los tiempos a los que quiere volver el Excmo.
Al señor Liarte, en su pretendido afán por la verdad, no le conviene decir que han aumentado los delitos de odio en este año pasado en parte porque ha habido personas que escuchan a los que dicen tonterías como estas y se pone manos a la obra a hacer carne los sueños lúbricos del Excmo. de supuesto orden y falta de adoctrinamiento salvo en lo que al señor Liarte y a su patulea le parezca bien.
También han aumentado las denuncias porque cada vez hay menos gente dispuesta a aguantar las tonterías como las que el Sr. Liarte escupe. Y estoy de acuerdo, si hay que tragar bilis que se la traguen otros, para variar, que nosotros ya nos hemos cansado.
Si el Excmo. estuviera solo no sería mayor problema, pero es que hace igual que su antiguo partido, que señala mientras otros ejecutan, como por ejemplo con la bandera lgtbi en Murcia, un señalamiento, el de la bandera, al que luego le sucede una conducta delictiva con su robo. Dicen defender una patria consagrada en una Constitución que se leen en diagonal para lo que les conviene, que mucha bandera y tal pero a lo de que «España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político» se lo perdieron porque llegaron tarde a clase esa España que madruga a las 10 en el Congreso de los Diputados. Que está en el artículo 1, al principio de todo.
Pero al señor Liarte y a todos sus ¿ex? amigos, que escupen la misma miasma les importa más señalar en el odio que ajustarse a la Carta Magna.
Y si aún así fuera eso, pues tira que te va, porque tenemos la libertad de expresión para algo, pero es que, como también decía el personaje de Forrest Gump, «la vida es una caja de bombones», y en la Región de Murcia nos han tocado los más rancios, porque están quienes gobiernan y que se comprometieron y pusieron todas las letras para adornarse en una pretendida modernidad, que han dejado en el armario, con su silencio clamoroso ante las palabras del señor Liarte.
Isabel Franco es la consejera que tiene en su título las letras lgtbi mientras no hace nada para defendernos de estos ataques desde su escaño o desde su puesto de presidenta del Observatorio contra la Lgtbifobia. No hacer nada contra las palabras del señor Liarte confirma la sospecha que ya teníamos que es una simple ama de llaves del cortijo de un dueño ajeno, pero por favor, que le quiten a ese cortijo nuestro nombre. Y aún así hay algo mucho peor.
Ellos señalan y otros toman esas ideas lanzadas al aire y las ejecutan, y quienes callan y no ponen coto, como la consejera, son cómplices. No hay ninguna prueba de organización criminal, por supuesto, pero sí hay una causa ética directa, y su responsabilidad, entre quien siembra el odio o quien permite que se siembre el odio y los frutos de ese odio. Es la misma conexión que hay entre quienes minimizan o denigran la existencia de la violencia de género y quienes la cometen. O quien anima al racismo y al supremacismo blanco y esos señores blancos con pistola que hacen masacres y que da la casualidad que siempre están locos, qué contrariedad, no que son racistas.
Señor Liarte y señoraFranco, están causando mucho daño por ir haciendo el tonto, diciendo y haciendo tonterías.