La Opinión de Murcia

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Herminio Picazo

Verderías

Herminio Picazo

Desertificación

Los europeos nos deberían cubrir de euros (bueno, y en parte lo hacen) por el simple hecho de vivir donde vivimos y cumplir, para tranquilidad de toda Europa, la misión que nos toca cumplir: apalancar el desierto. Situarnos en la periferia de una Europa verde y florida y decirle al desierto que viene del sur que no, que por aquí no pasas, que te voy a llenar de montes reforestados, vegas y cultivos, que te quedes en tu sitio: más, mucho más al sur, porque aquí estamos los murcianos para que tú no avances.

Para eso nos pasamos la vida peleando con la sequía, con las duras condiciones agrológicas de los sitios que no tienen la fortuna de situarse en las fértiles vegas de nuestros valles, y con la curiosa tendencia que tienen nuestros suelos forestales a irse rambla abajo por un quítame allá esa lluvia torrencial o ese incendio. Para que el desierto no hable definitivamente en panocho, los murcianos nos pasamos los siglos construyendo lentamente la cultura del agua, la subsistencia y la conservación de nuestra dolorida naturaleza. Y nos va en ello nuestro propio desarrollo y nuestras expectativas. No es exageración, máxime ahora, en los duros tiempos del cambio climático. 

Pero no sé si los europeos comprenderán este ‘hecho diferencial’ nuestro, porque a veces incluso algunos murcianos tampoco lo entienden, y dedican sus esfuerzos y sus días a trivializar con la fragilidad de nuestro territorio ante los procesos naturales. Tenemos que ser conscientes de que nuestra geografía es débil y voluble, que el desierto y la degradación de nuestros substratos vitales están a la espera de que nos equivoquemos en nuestros proyectos, que nos pasemos de agresivos con la tierra, para asestar el zarpazo.

De forma seguro que más técnica que todo lo hasta aquí he escrito, se habló de este tipo de cosas el pasado lunes y martes en el I Foro Interregional Mediterráneo de Lucha contra la Desertificación celebrado en Murcia. El objetivo del encuentro ha sido proponer a la Comisión Europea una estrategia conjunta elaborada por las regiones europeas más afectadas por este proceso de degradación ecológica en el que el suelo fértil y productivo pierde total o parcialmente el potencial de producción. Interesante propósito que veremos a ver qué recorrido tiene.

Este Foro es también un buen momento, como tantos otros, para recordar que tenemos la obligación de controlar el impacto de las cosas que nos decidamos hacer porque nuestra economía o nuestra sociedad así lo requiera, sin estridencias, pero sin frivolidades. Restaurar, reforestar donde sea necesario, conservar los suelos agrícolas, ser prudentes con la utilización de agroquímicos en la agricultura, ver cada gota de agua como el germen de la prosperidad actual y futura, revalorizar el secano, apreciar también los ecosistemas áridos en lo que valen, conservar la biodiversidad, y educar a la generación del porvenir en la cultura del terruño. Todo lo demás será pan para hoy y hambre para mañana.

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