La Opinión de Murcia

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J. L. Vidal Coy

Punto de vista

J. L. Vidal Coy

(I)rresponsabilidad a la izquierda de la izquierda

No todo lo que pasa y va a pasar hay que atribuirlo a la sirvengozonería política de los tránsfugas de Ciudadanos y de los expulsados de Vox

Si Karl Marx y Frederick Engels tuvieran que volver a escribir ahora el Manifiesto Comunista probablemente el fantasma de referencia que recorrería Europa sería la división de la izquierda. O el cainismo. O los superegos. O la irresponsabilidad. Todos defectos de esa izquierda a la izquierda del centro-izquierda que se empeña en derrochar lo conseguido como un nuevo Saturno contemporáneo capaz de devorar no solo a sus hijos sino también de autocanibalizarse.

En Italia, el M5S se ha dividido a cuenta de enviar o no armas a Ucrania contra los invasores rusos. No tendría mayor particularidad el asunto si no constatara también la caída irrefrenable del que fue partido de la minoría mayoritaria parlamentaria y su paso decidido hacia la irrelevancia decisoria en el Palazzo Montecitorio. Y que puede arrastrar al Gobierno de coalición de izquierda.

En Francia el NUPES (nombre que agrupó a insumisos, socialistas, ecologistas y comunistas en las recientess legislativas) va camino de entregar el privilegio de ser el primer grupo de oposición, cosa que le otorgaría la presidencia de la Assemblée National, a los ultraderechistas del Rassemblement National de Marine Le Pen.

Si los cuatro aliados de izquierda aparcan su camino en común y se empeñan en formar grupos parlamentarios independientes (contra el deseo de Jean-Luc Mélenchon de La France Insoumise), en vez de uno solo, la extrema derecha verá graciosamente ganada su condición de principal grupo opositor en la cámara baja francesa. Y la deseada presidencia en el Palais Bourbon.

Natural y obviamente, en España estamos en las mismas. Las elecciones andaluzas han sido paradigmáticas de a dónde lleva la división de la izquierda. Sobre todo si se da por lo que la mayoría de sus votantes entienden que es un quítame allá esas pajas. La consecuencia ha sido una desmovilización notabilísima que ha devenido en unos resultados electorales penosos para los divisivos izquierdistas y espléndidos para la derecha andaluza.

Cerrando aún más el encuadre, veremos que incluso en Murcia llevamos algunos años ya soportando las divergencias entre algún superego con otros aferrados aparentemente más al pasado. Sin que ninguna de las dos posturas sea capaz de poner el futuro en el horizonte, enquistadas en viejas rencillas, celos infantiles y supuestas apelaciones a ‘lo nuevo’ sin olvidar las prácticas de ‘lo viejo’ dentro del campo izquierdista.

Así vimos la existencia de dos grupos municipales en el ayuntamiento de Murcia con orientación muy similar. La lógica más elemental hubiera dictado que una sola candidatura abarcara a ambos, para probablemente conseguir un resultado mucho mejor en términos de escaños municipales. Pero el desastre y la irrelevancia final estuvo servido por la negativa en redondo a pactar de una de las partes, nucleada en torno a lo que alguna vez describí como ‘el comando Vistabella’, y a un líder supuestamente carismático que terminó abandonando su propio partido para irse con Errejón a recrearser en las mieles de Madrid.

Una legislatura después, contemplamos las tornas cambiadas con una dirección regional auspiciando el ninguneo político de los dos ediles que aparente y nominalmente tiene la formación en el ayuntamiento de Murcia, porque serían, también supuestamente, los guerreros del caballo de Troya de aquel ‘peaso’ líder emigrado a otra formación en busca de un futuro mejor donde seguir mandando y maniobrando más, siempre más.

A todo eso hay que sumar la impotencia del partido socialdemócrata a traducir en una mayoría regional sólida la supremacía de la que goza en la mayoría de municipios murcianos, si bien su gran lastre sigue siendo que no consigue resurgir en las dos principales ciudades de la región que suman la mitad de la población de la comunidad.

Son fáciles de extraer las consecuencias de todo esto. Las encuestas y sondeos de los que se habla y de los que se dispone (por más que alguno universitario tenga un sesgo demasiado evidente) tienen una lectura fácil. Demasiado fácil. No todo lo que pasa y va a pasar hay que atribuirlo a la sirvengozonería política de los tránsfugas de Ciudadanos y de los expulsados de Vox. Cada palo aguante su vela. Y asuma su responsabilidad. Va siendo hora. Si no, seguiremos contemplando al nuevo fantasma que recorre Europa.

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