Estos días los miles de estudiantes que han aprobado la EBAU especulan con sus notas y los mínimos que se exigirán para acceder a la facultad en la que pretenden encauzar su futuro.
Algunos lo tendrán complicado habida cuenta de las calificaciones de corte que se piden y lo escasa de la oferta de plazas. Sobre todo en la esfera de las Ciencias, particularmente las relacionadas con la Sanidad tanto en el ámbito de la praxis como de la investigación.
Como cada año, las universidades de esta Región, igual que pasa en el resto del país, salvo honrosas excepciones, adolecerán de lo que la sociedad creo modestamente que les viene demandando: anticipación y planificación.
Estamos ante un mundo actual que enfrena a tres retos: la digitalización que requerirá también de destrezas en Humanidades, la sostenibilidad ambiental compatible con la economía y el reparto justo de rentas, y el envejecimiento de la población que pide más servicios asistenciales.
Para estos campos necesitamos formar a las generaciones que ya están tomando el relevo de la fuerza de trabajo y emprendimiento. Pero la duda es si lo hacen las instituciones académicas o siguen preparando profesionales para el pasado.
El ejemplo más palmario lo vivimos durante lo peor de la pandemia, después y ahora. La Sanidad pública en España (esto no es un problema autóctono de la Región de Murcia), ya venía echando en falta en los últimos años profesionales sanitarios en Atención Primaria.
Superada la crisis, mediada la década anterior, la fuga a otros Estados europeos de médicos y personal de enfermería que habían propiciado los recortes presupuestarios se fue supliendo con la llegada de graduados de terceros países. Un dato que debería haber alertado a las autoridades y puesto en guardia a las universidades: era necesario ampliar plazas, profesorado y medios para proveer de personal en un plazo de 4-6 años las demandas de la población. Nada se ha hecho al respecto.
Si en 2001 los españoles mayores de 65 años representaban el 16% de los habitantes, en 2021 eran el 21, más de diez millones y en 2030 alcanzarán los 13 millones, un 26% del total.
¿Alguien ha planificado las necesidades sanitarias de medios y profesionales que requerirá su atención? ¿ Alguien se ha adelantado a ampliar las facultades de Medicina, Farmacia o Enfermería sabiendo que se necesitan años en formar a estos alumnos? Claro: los resultados tardan más de un mandato de rector o una legislatura de un político.
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