La Opinión de Murcia

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Lola García

Murcia D. F.

Lola García

Funcionarios crispados en La Glorieta

Parte de la plantilla municipal del Ayuntamiento de Murcia se encuentra desmotivada y con pocas ganas de atender los requerimientos del Gobierno local, una situación agravada por los cambios en las jefaturas de servicio

Fachada del ayuntamiento de Murcia. Israel Sánchez

Hay concejales del Gobierno local de Murcia que las están pasando canutas porque tienen en sus equipos funcionariales a empleados municipales que no están nada cómodos trabajando con el PSOE y con Cs. Es como si se hubieran retirado a los cuarteles de invierno en espera de que pase el gélido frío para que vuelvan a ostentar responsabilidades políticas personas con las que empatizar.

Esos ediles están ya muy quemados y, como cualquier trabajador, están acusando el síndrome de ‘burnout’ con agotamiento físico y mental. Tanto es así que alguno, incluso, ha pensado en tirar la toalla y marcharse, una decisión que podría producirse o no, dependiendo de los ocho meses que quedan de mandato.

Si hay concejales que están al límite en el Gobierno también hay funcionarios que están crispados y que sienten que el cambio en la alcaldía no ha conllevado, en determinados aspectos, una modificación de los ‘vicios’ de los anteriores.

Los relevos que se están produciendo en las jefaturas de servicio de determinados departamentos no están sentando nada bien en cierto sector de la plantilla municipal, que ve que no se atienden esos puestos por concurso y se emplea el ‘dedazo’ por cuestiones de urgencia, un truco que se lleva empleado en el Ayuntamiento de Murcia desde tiempo casi inmemorial.

Además, observan que en ese capítulo no se está respetando el convenio firmado hace unos meses entre sindicatos y gobierno que marca expresamente qué hacer con los puestos singulares, una categoría a la que pertenecen las jefaturas de servicio.

Todos esos hechos hacen que la desmotivación entre la plantilla municipal vaya extendiéndose como una mancha de aceite. Nada bueno para el ayuntamiento de Murcia, que tiene ante sí uno de los mayores retos desde hace décadas: la gestión de los fondos Next Generation de la Unión Europea, que traerán a la capital una lluvia de millones.

La gestión de esos dineros supone un esfuerzo extra para funcionarios y políticos con el fin de no dejar perder ni un solo euro. La oposición, sobre todo el PP, ha llamado la atención en determinadas ocasiones sobre el ingente trabajo que hay que realizar y se muestran escépticos acerca de los resultados que se pueden obtener.

Es más, los populares han llegado a afirmar que el Ayuntamiento en estos momentos es un caos administrativo con departamentos que van por libre sin apenas comunicarse ni coordinarse con otros que son consustanciales, una llamada a navegantes de cara a la evolución de los fondos europeos.

También Podemos está descontento con el devenir del gobierno de coalición y públicamente lo ha manifestado en distintas ocasiones. Una de las razones es la lentitud a la hora de poner en marcha actuaciones comprometidas del año pasado, que tienen como objetivo la mejora de la vida de las personas. El abandono de las supermanzanas, propuestas por la formación morada para barrios como El Carmen, Vistabella y Vistalegre es clamoroso sin que se haya dado una explicación por parte de los mandatarios municipales de este acuerdo que se aprobó en octubre.

Mientras tanto, el alcalde, José Antonio Serrano, anda visitando monjas, izando banderas, inaugurando bancos y entregando premios.

Por nadie pase.

CABOS SUELTOS. Galardón para la concejala de Podemos y el alcalde.

Clara Martínez, edil de Podemos en Murcia, recibió el pasado sábado una sorpresa en forma de flores arcoíris «por poner la semilla para que la plaza de la Diversidad y los Derechos LGTBI sea hoy una realidad», según contó ella misma en sus redes sociales. Toda una sorpresa que compartió con el alcalde de Murcia, que también recibió su reconocimiento tras los actos que se celebraron por el Orgullo. La concejala dijo en el agradecimiento que el reconocimiento es «para todas las personas que todos los días luchan por sus derechos en sus centros de trabajo, con sus familias, en todas partes».

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