La Opinión de Murcia

La Opinión de Murcia

Herminio Picazo

Verderías

Herminio Picazo

Los habituales 30

Juan Carlos Caval

Nos hemos quedado sin primavera, ya lo sabemos. Hace un calor del que podríamos decir, técnicamente, que lo flipas. Que esto es insoportable es una verdad eterna e inmutable de la que ya casi nadie duda.

Las informaciones científicas sobre el efecto del cambio climático en nuestras vidas se van acumulando poco a poco. Y ahora, hace un par de semanas, la Agencia Estatal de Meteorología ha publicado unos datos que demuestran que sí, que es cierto, que en España hace más calor y además el calor llega mucho antes.

Así lo ha concluido la AEMET en el informe elaborado por su meteorólogo Benito Fuentes. La entrada de los 30 grados en la España peninsular y en Baleares se ha adelantado. Es lo que llama «los habituales 30 grados», es decir, el momento del año en que los 30 grados dejan de ser raros y se convierten en algo habitual y duradero, al menos con una serie de diez días seguidos con esas máximas.

El informe de la AEMET arroja datos que calientan el ánimo, nunca mejor dicho. En los últimos 71 años el calor veraniego se ha adelantado entre 20 y 40 días por término medio en España. O sea que el verano se ha merendado a la primavera. Según AEMET, la causa de este fenómeno no es otra que el cambio climático y el progresivo calentamiento de la Tierra.

Pero es que, además, el informe nos cuenta que también los meteorólogos han echado sus cuentas y han analizado el adelanto de ‘los habituales 25’ y el de los ‘habituales 35’, para los que se ha elegido el cuarto día como umbral para filtrar los episodios anómalos.

El clima de España ya no es como lo conocíamos, se ha vuelto más extremo. Según la AEMET al alargarse el verano hacia la primavera y el otoño y quedar el invierno reducido a la mínima expresión, las cuatro estaciones de España van a acabar siendo dos, verano y casi verano. Ya le podemos decir al cuñado que insiste en que siempre ha hecho este calor que los de AEMET, que saben de estas cosas, no lo tienen tan claro.

La pregunta a partir de aquí es qué hacer. Lo primero sería presentarle estos datos a los muy pocos que aún se resisten a admitir la realidad del actual cambio climático antropogénico y que dicen que no es la primera vez que nos enfrentamos al calor extremo como pretexto para minimizar el carácter excepcional del mismo y la influencia del cambio climático.

Y lo segundo, lo más difícil, empujar entre todos a lo bestia para que gobernantes y empresas (también ciudadanos, pero menos) se tomen de verdad en serio la transición, rápida y justa, hacia una economía baja en carbono y apliquen en serio todas las políticas que ya están sobre la mesa de adaptación, mitigación y compensación para el cambio climático.

Compartir el artículo

stats