Este año el viejo y caduco ya Estatuto de Autonomía de la Región de Murcia cumple 40 años, y cuando podríamos estar celebrando su más que necesaria reforma, resulta que nos encontramos inmersos en la peor crisis institucional que se recuerda.

Este año no hay mucho que celebrar, al contrario, debería servir para que muchos se marcharan solos al rincón de pensar, y es que el templo de la palabra se ha convertido en el templo de la hipocresía.

¿Qué celebramos? ¿Que tras un acuerdo por unanimidad para reformar el Estatuto, la actual Asamblea tomó un atajo para retrotraerlo, y ahora estamos en el Tribunal Constitucional? ¿O estamos de enhorabuena porque un puñado de expulsados y tránsfugas tienen rehén de la democracia a la Asamblea Regional? ¿Qué se han hecho leyes incluso para salvar cuestiones jurídicas partidistas en medio de la mayor crisis social, económica y sanitaria?

«Este año no hay mucho que celebrar, al contrario, debería servir para que muchos se marcharan solos al rincón de pensar, y es que el templo de la palabra se ha convertido en el templo de la hipocresía»

No creo que este año la Asamblea sea un ejemplo a seguir por la sociedad en cuanto a honestidad. Al contrario, ver como un puñado de diputados y diputadas la han prostituido y algunos se han hecho incluso un traje a medida, no es para estar de celebración.

Cuanto antes termine este paripé de democracia, de hipocresía y de compra y venta de voluntades, antes pasaremos la crisis de los 40. Menos mal que si no pasa nada, el 9 de junio de 2023 habrá nacido una nueva criatura y podremos correr un estúpido velo ante la peor legislatura regional de la historia. Lo más triste de todo, es ver cómo la oposición en vez de dignificar la Asamblea, levantándose y no asistiendo a ningún evento o acto donde los que la han pervertido organizan, se quejan y piden amparo al propio presidente de la Asamblea para que les envíen más invitaciones para la fiesta de cumpleaños. Ver para creer.

Menos mal que por lo menos anoche pude despedirme del ‘noi del poble sec’. Joan Manuel Serrat, y cantar con el maestro ‘Padre, que el Mar Menor ya no es el Mar Menor, que nos han declarado la guerra’ . Algo es algo.