Nació en 1975 en una parcela municipal, cuando Murcia aún se quedaba en la Redonda y la huerta rodeaba prácticamente todo el casco urbano. Fue una instalación que se levantó en lo que se supondría que sería el extrarradio de la ciudad y que ahora se ha quedado incrustada en la urbe, en un barrio que está necesitado de otras infraestructuras no engarzadas con los coches y la automoción.
Los tiempos cambian y las necesidades también. Cada día que pasa la capital de la Región se asfixia un poco más con los tubos de escape de los miles de vehículos privados y de pasajeros que entran a la ciudad sin que de momento el Ayuntamiento haya puesto encima de la mesa medidas que frenen el deterioro medioambiental que sufre, que le ha colocado en la lista de las capitales más contaminadas del país.
La ciudad necesita un balón de oxígeno y sacar tubos de escape. La nueva ley de Cambio Climático va a ayudar puesto que se tendrán que limitar calles al tráfico, peatonalizar otras y quitar tráfico con las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE). Una norma que exige a las ciudades de más de 50.000 habitantes (es el caso de Murcia) planes de movilidad sostenible con el objetivo de mejorar la calidad del aire y reducir los niveles de ruido. La contaminación y el exceso de decibelios producen en España la muerte de 25.000 personas al año, según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica, que no se cansa de repetir que la polución es debida, en gran parte, a la combustión de energía fósil.
Una de las propuestas lanzadas por el alcalde José Antonio Serrano puede ayudar a sanar la capital de la Región, y en particular a un abigarrado barrio que necesita espacios en los que los vecinos puedan airearse, evitando con el traslado de la estación de autobuses de San Andrés a la zona norte el elevado número de autobuses de larga distancia que entran a la capital, y desplazando el tráfico metropolitano más intenso a los extrarradios.
Además, la estación de San Andrés se ha quedado obsoleta, encorsetada en un barrio lleno de polución y ruido, para dar servicio a casi 30.000 usuarios diarios y necesita de instalaciones más modernas acorde con las alternativas de transporte activo que se plantean ahora: bicis y patinetes principalmente. Murcia debe aspirar a tener dos estaciones de autobuses que cumplan con todos los requisitos medioambientales: una al norte y la otra en la zona sur del soterramiento, tal y como está prevista para la intermodalidad del transporte.
También es necesario un cambio cultural de la ciudadanía. Quizá es el elemento más difícil de conseguir de la ecuación y solo con pedagogía y medidas que hagan reflexionar se puede lograr. No es una locura pensar que bien explicado los residentes de San Andrés preferirían un centro de arte en los terrenos de la estación de autobuses, tal y como prevé el plan del Ayuntamiento, antes que esa infraestructura.
Incluso, apoyarían una supermanzana, de las que les gustan a Podemos municipal. Ambición y pensamiento catedral. Por nadie pase.
Cabos sueltos
El efecto Vélez
Los socialistas del Ayuntamiento de Murcia son muy disciplinados. Así lo han demostrado, ya que unos días después de que el secretario regional del PSOE y delegado del Gobierno, José Vélez, espoleara a los ediles a acudir a más eventos públicos, se prodigaban en buen número en la cena sardinera. La celebración tuvo lugar en el hotel Nelva y el alcalde acudió arropado por tres de sus concejales: Ainhoa Sánchez, Carmen Fructuoso y Enrique Lorca, y por Lola Jara, la recién elegida secretaria local de Puente Tocinos, patria chica del regidor municipal. Hasta acudió una de sus secretarias, Yolanda Zapata, que no quiso perderse el sarao.
Roque Ortiz reaparece
El que fuera concejal de Fomento en el primer mandato de José Ballesta, y que dimitió tras hacerse públicos unos audios, no quiso perderse el congreso nacional del PP, al que asistió junto al resto de sus compañeros de Murcia en el cupo de los compromisarios. Como no podía ser de otra manera, inmortalizaron el momento con distintas fotos que subieron a redes sociales.
