La Opinión de Murcia

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Tribuna libre

Socialistas

Los de la caza de brujas sin cuartel, los que dirigen la mirilla de la escopeta dentro de la trinchera porque aún no saben que la guerra está afuera. A esos los he tenido cerca pero no me han contagiado. Ya no recuerdo sus nombres. Solo me interesáis vosotros, los que no perdéis la esperanza

Imagen de un mitin del PSOE.

Si yo os contara… Pero no lo haré. Sigo siendo leal aunque mi final sea el mismo que el de los y las desleales y el de aquellos, aquellas, que no cumplieron. Prefiero mantenerme de pie con la dignidad, el orgullo, la coherencia y hasta la vergüenza sin manosear.

Quiero aprovechar este espacio en La Opinión, mi casa durante algunos años y donde siempre recibo el calor de grandes profesionales y mejores personas (que cada día buscan noticias nuevas sin esperar sentados a que alguien se las filtre), para elogiar a los socialistas, esos que creen férreamente en los derechos laborales, en la igualdad y en el feminismo, y lo hacen desde antes de que estuvieran de moda y sirvieran de excusa para ponerse tras una pancarta en la manifestación de turno a la que algunos llegan en coche oficial.

Me quedo con quienes están comprometidos por sus ideas, pegan carteles, reparten flores en los mercadillos ambulantes, asisten a reuniones soporíferas del partido y presentan iniciativas en los plenos de las juntas municipales sin un euro que recompense. Ni siquiera un abrazo. Lo hacen con constancia y disciplina, por convicción y con honor.

Fue Teresa quien, entre los muchos mensajes de ánimo e incluso de disculpa por la injusticia que estaba sufriendo, me dijo: los socialistas no somos esto. Y es verdad.

No sois los otros, aquellos que nos han dicho que si no hay que cogerse vacaciones pues no se cogen, los que se pasan el día en confortables despachos quejándose de todo pero sin aportar nada; los que declaran, sin intención de cambiarlo porque están cómodos, que este partido es machista, ni sois quienes excusan sus tropelías con «son órdenes de arriba o de Moncloa» (que se ve que no tiene bastante con gobernar España).

No. Sois muy grandes porque estáis sin galón, sin aspiración y sin reclamar vuestro nombre en una lista. ¿Puede haber algo más sincero y más congruente?

He conocido entre vuestras filas a personas íntegras, peleonas, ejemplares y, permitidme la expresión, hombres que se visten por los pies. Los otros que también he conocido no os representan. Son los que te permiten un puesto y te recuerdan, a veces a gritos, que se lo debes aunque no les debas nada. Son los que prefieren estar en la oposición porque es un lugar apacible y donde también se cobra, son los que se esnifan los derechos por un cacho de poder que después no saben usar ni con inteligencia ni con justicia, son los que espían tus publicaciones en redes, se meten con tu pareja y te dan lecciones de pulcritud mientras te venden mascarillas de tela. Y son también los de la caza de brujas sin cuartel, los que dirigen la mirilla de la escopeta dentro de la trinchera porque aún no saben que la guerra está afuera. A esos los he tenido cerca pero no me han contagiado. Ya no recuerdo sus nombres. Solo me interesáis vosotros, los que no perdéis la esperanza.

Los socialistas de base sois los que creéis sin nómina y por ello os deseo lo mejor. Espero que os vaya muy bien porque esta sociedad, mis hijas, os necesitan. Tenéis la obligación de tumbar a la ultraderecha.

Igualmente, espero estar equivocada y que todo el daño no sea estupidez sino estrategia y agudeza intelectual para gobernar pensando en el bien común. Desde luego, el comodín de la comunicación ya lo han agotado quienes os lideran y, aunque a partir de ahora fuera verdad, tendrán que buscarse otra excusa. Les van a faltar víctimas para acusarlas de sus necedades, sus traiciones y su mediocridad. Poneos a salvo.

Ya lo recogía el Cantar del Mío Cid: «Qué buen vasallo sería, si tuviese buen señor». Sois buenos vasallos, faltaría el señor.

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