La Opinión de Murcia

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Lo veo así

Pity Alarcón

A Iglesias ya no le hacen la ola

Lucía Méndez, harta de estar harta, publicaba un artículo en el que denuncia que Iglesias ha obligado a muchos y muchas periodistas, incluida ella, a autocensurarse

Pablo Iglesias. EPE

Los que me siguen en este rincón saben perfectamente que nunca fui de Podemos, sobre todo, nunca fui de Pablo Iglesias. Y esa falta de confianza en él, como político, la he plasmado en ocasiones en esta sección, que después me he permitido colgar en alguna que otra red social, así es que sé muy bien cómo se las gastan su seguidores en dichas redes cuando alguien osa mostrar su rechazo a la manera de hacer del amado líder.

Tengo una profesión a la que todo el mundo puede asaltar, todo el mundo puede ponerse ante un micrófono, ante una pantalla de televisión y proclamarse periodista. Y esto es en lo que está enjugascado en los últimos tiempos el exvicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias. Ese señor que no aguanta la más mínima crítica y que se permite descalificar a los medios de comunicación, y a la profesionales de esos medios de comunicación si no le ríen las gracias, si no comparten sus ensoñaciones, si no aplauden sus excesos verbales que tiene, y muchos. En definitiva, en una muestra insoportable de falta de sentido democrático, este señor no aguanta que voces críticas del periodismo le dejaran de hacer la ola, como se la hicieron en sus comienzos, cuando venía a ‘asaltar los cielos’ y solo se preocupó de arreglar los suyos.

Pablo Iglesias atesora una enorme carga de desagradecimiento y una pésima memoria, porque hasta hace dos días, esos medios, esas y esos profesionales de la información a los que denuesta ahora, fueron los que se encargaron de elevarlo a los altares, de publicitar sus maravillosas ideas, de hacer de portavoz de su verborrea cargada de ego y de soberbia.

Soy una obsesa de los informativos, de prensa, de radio, de televisión. Como he apuntado alguna que otra vez, me gusta la política porque sin política no hay democracia, y porque soy de una generación que sabe valorarla porque no siempre la conoció. Así es que leo los periódicos y sigo todos los programas de tipo informativo, tanto de radio como de televisión, por lo que conozco muy bien qué medios y periodistas se volcaron más cuando apareció el que se mostraba como el salvador de España (perdón, él no quiere decir la palabra España, lo dejamos en país) y entre esos medios que lo magnificaron se encontraba La Sexta, y entre esos y esas periodistas que le aplaudieron se encontraban los de esa cadena y algunos que perteneciendo a otros grupos mediáticos estuvieron de acuerdo con muchas de sus opiniones.

Y este es el caso, por ejemplo, de la periodista de El Mundo Lucía Méndez, que harta ya de estar harta publicaba un artículo de opinión en el que se refiere al director de La Base, Pablo Iglesias, para denunciar cómo ha obligado a muchos y muchas periodistas, incluida ella, a autocensurarse para no criticar al exvicepresidente segundo del Gobierno: «Escribiendo sobre él nos exponemos a la ira de sus devotos en las redes, y a que él mismo nos arree una lección de periodismo. Por eso muchos periodistas se autocensuran y no hablan de Pablo Iglesias. No quieren que les ponga a parir. Yo misma me he autocensurado. Hasta hoy». Reconociendo a continuación esta periodista que estaba equivocada, para pasar a analizar el nuevo papel como comunicador del líder de Podemos en la sombra.

Pues bien, como quiera que ese artículo ha sido aplaudido por la presentadora de El Objetivo, Ana Pastor, «Siempre con Lucía Méndez», el señor Iglesias se ha sentido especialmente ofendido y nos ha dejado una reseña del Quijote para arremeter contra las dos osadas, finalizando con eso de «dime con quién andas, decirte he quién eres» (Cervantes, El Quijote)». Ya ven, las vueltas que da la vida.

Nunca es tarde para poner a este personaje en su lugar. Y si dicen, ‘que dizan’.

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