La Opinión de Murcia

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Lola García

Murcia D. F.

Lola García

Serrano se hace ‘un Froilán’

El alcalde de Murcia sucumbe a las presiones de Princesa y de Ferraz y acaba con el equipo de comunicación con el que trabajó desde que decidió presentarse a las elecciones, demostrando su debilidad política y su falta de empuje

El alcalde de Murcia, José Antonio Serrano

Sevilla y Murcia, ¿qué tienen en común? Para los socialistas de Ferraz, sede nacional del partido de gobierno, son dos de las capitales gobernadas por el PSOE que están monitorizadas con la vista puesta en las elecciones municipales de 2023. Esa circunstancia tiene ventajas e inconvenientes para los regidores municipales que ostentan el bastón de mando.

En el caso de la capital de la Región ese seguimiento, junto a los fontaneros que día sí y otro también visitan la Glorieta por mandato del PSOE regional, ha supuesto un lastre para el alcalde de Murcia, José Antonio Serrano, que ha visto cómo la guadaña externa y su propia incapacidad para plantar cara le han afeitado el equipo que ha colaborado con él con profesionalidad, talento y disciplina desde hace años.

Una decisión, que él ha acatado, justificado y hasta defendido ante sus concejales en la reunión de urgencia que tuvo lugar el pasado viernes, pese a que nadie entiende por estos lares que la exigua explicación haya sido que falla la comunicación (los periodistas siempre tienen la culpa de todo) sin hacer ninguna autocrítica ni plantear a sus ediles que el fondo del asunto es que tras un año de la moción de censura la gestión y los proyectos siguen siendo continuistas, algo de lo que no puede culpar al equipo de comunicación defenestrado.

La guadaña ya bajó hace meses cuando fue destituida de su cargo y reasignada a otras funciones la jefa de prensa, que ahora ha sido cesada y mandada al paro, en un ejercicio de ensañamiento nunca visto en la sede del Gobierno local (la quita de un puesto, la pone en otro, le baja el sueldo y a los dos meses la destituye). A Serrano le impusieron una nueva jefa de prensa, a la que ni conocía, traída de Alicante de la mano del delegado del Gobierno y secretario regional de los socialistas, José Vélez, uno de los que mecen la cuna de la alcaldía, junto a Francisco Lucas, portavoz en la Asamblea y uno de los cargos del federal, que hace frecuentes visitas al despacho de Serrano.

En ese primer movimiento, el equipo de Serrano saltó por los aires al trasladar a la Delegación de Gobierno a la periodista que llevaba redes y que se ocupaba del sector audiovisual, un traslado fallido puesto que esta profesional ha dimitido y se ha ido a la cola del paro. Ahora, tanto la que fuera jefa de prensa como el director de comunicación han sido destituidos en otro empujón, rompiendo la guardia pretoriana del alcalde que, sin saberlo, se ha pegado un nuevo tiro en el pie y se ha quedado solo con el jefe de gabinete, una persona que tiene en su haber más críticas de sus compañeros y de Cs que aciertos.

Estos dos profesionales defenestrados, uno de ellos exalcalde pedáneo de Cabezo de Torres, serán sustituidos por dos periodistas militantes del PSOE, uno de ellos con experiencia en la Asamblea Regional, y la otra llegada desde el despacho de la vicealcaldesa de Cartagena, Ana Belén Castejón, con quien ha estado trabajando hasta la actualidad. Es decir, dos personas que poco saben de la idiosincrasia del municipio y que tardarán meses en ponerse al día y responder a los retos que tiene el Gobierno local en el año que resta para las elecciones. El ganador de estos movimientos, sin duda, es el PP, que la pasada semana se echaba las manos a la cabeza ante tal decisión, por sorpresiva e incomprensible, y al mismo tiempo se frotaba las manos.

El actual alcalde ha permitido unas injerencias y una formas de hacer las cosas que antaño no permitieron otros líderes locales del PSOE, a los que el aparato del partido regional quiso ningunear. Ahí queda la dimisión de María José Alarcón antes de acabar el mandato municipal al enterarse de que no querían que ella continuara en el siguiente periodo o la negativa de Pedro López a prescindir de concejales que habían dado la talla. El caso más reciente, el de José Ignacio Gras, que presentó su renuncia tras conocer que el líder de su partido, entonces Rafael González Tovar, se había reunido en un reservado con el alcalde de turno para pastelear los presupuestos del Ayuntamiento. Gras se negó al trágala y se marchó a casa con su dignidad política intacta.

A Serrano, que ha sido elegido secretario general del municipio de Murcia de tapadillo (ni una mísera nota de prensa informando ni una foto con Vélez tras la reunión que tuvo lugar la semana pasada sin dar cuenta pública a diferencia de otros secretarios generales de otros municipios, léase el de Los Alcázares o Cartagena), se le pueden complicar las cosas, ya que la agrupación a la que pertenece el director de comunicación cesado ha convocado ya una reunión para analizar estos movimientos, un profesional que el pasado viernes a mediodía recogió su despacho mientras el alcalde se iba a Madrid a ver el duelo entre Rafa Nadal y Carlos Alcaraz como si nada le afectara.

Algunos cargos socialistas y de Cs, molestos por esas decisiones, piensan que el PSOE de la Glorieta va cuesta abajo sin frenos. Por nadie pase.

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