La Opinión de Murcia

La Opinión de Murcia

Joaquín Ángel de Domingo

Va bene

Muy bien por Italia. No en vano es la cuna de nuestro Derecho. Desde Bolonia hasta Roma, sin pasar por Venecia, atravesando su bohemio y romántico barrio obrero con siglos de historia (pero siempre y solo después del año 1812, no sea que incumplamos las normas educativas nuevas), del Trastévere, sus ideas jurídicas van posándose antes o después en España. Y eso mismo espero y deseo que suceda, a ser posible lo antes posible, con su nueva ley aprobada el reciente mes de abril por el Consejo de Ministros italiano. Han aprobado que los jueces que hayan ocupado cargos electivos, de cualquier tipo, o cargos de gobierno, ya sea a nivel nacional, regional o local, al término de su mandato nunca más podrán volver a ejercer ninguna función judicial.

Me apunto a esta idea italiana, que ha superado mis expectativas y mis comentarios, cuando desde esta misma columna he pedido en repetidas ocasiones que quien ha ejercido un cargo político no pueda ejercer como juez en un plazo determinado. Ahora, la madre patria jurídica nuestra, la bella Italia, ha llegado más lejos al prohibir ejercer nunca más el cargo de juez cuando se ha sido político, aunque sea en un pueblo. ‘Va bene’ por Italia. Se trata de una reforma histórica, que incluye también una nueva forma de elegir el Consejo de Gobierno de la Magistratura. Eso mismo que aquí llevan años y años para hacerlo, no permitiendo la renovación del Consejo General del Poder Judicial, que hace tres años, cuatro meses y seis días (la duración del mandato son cinco años) que debía haber sido renovado (concretamente 1.222 días hace hoy). En prórroga, por tanto, los vocales de ese órgano gubernativo de los jueces, durante más de la mitad de un nuevo hipotético mandato. Patética situación.

El nuevo jefe del PP parece que está dispuesto a pactar con el PSOE en algunas cosas, y una de ellas pudiera ser ésta. Lo que pasa es que no lo tengo claro, pues como buen gallego, cuatro veces fue repreguntado por Bertín Osborne en su programa casero acerca de si pactaría o no con Vox en un futuro, y aún está esperando que le conteste claramente un sí o un no, que no es tan difícil. Por eso, si es capaz de driblar tal pregunta, no se yo si alguna vez veremos en este nuestro país (que, por cierto, dicha sea de paso sin acritud pero con asombro e incredulidad, está en manos de los que no lo aman, como socios y apoyadores del ganador de las elecciones generales), algún pacto importante entre el jefe del Ejecutivo y su alternativa.

‘Va bene’ por Italia. Pero se me ocurre que ahora falta solamente que aprueben también otra ley que impida esas puertas giratorias, pero al revés. Es decir, pasar de la política a la judicatura. Y es que el famoso cuarto turno, por un lado y la designación por el Congreso de Diputados de jueces por partidos político por otro, para tribunales tan importantes y trascendentes como el Constitucional deberían ser suprimidos de una vez para siempre en España, que es la que me interesa. Si encima despareciera el nombramiento de magistrados para las Salas de lo Civil y Penal de los Tribunales Superiores de Justicia, por los Parlamentos de las respectivas Comunidades autónomas, entre los que no son jueces de carrera (incluso en nuestra Región a lo mejor ya estaría cubierta esa plaza vacante), ya sería la felicidad casi completa.

Y como por pedir que no quede, por qué no se aprueba también una ley que impida cobrar un sueldo desorbitado y vitalicio por haber sido ministra, e incluso se les impidiera una puerta giratoria para mandar en empresas con las que ha tenido relación profesional siendo político. Si todo eso sucediera, el milagro de San Bonifacio, que curó repentinamente de un mal a una persona, se quedaría corto.

Compartir el artículo

stats