La Opinión de Murcia

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Yayo Delgado

Achopijo

Yayo Delgado

Zarabandista

Veo a Robert Duval con tirantes y cara de saberlo todo tres o cuatro veces interpretándole, en una película de esas en las que las redacciones de periódico son tan reales como las recordamos los que hemos pasado las horas entre columnas, titulares, leads y humo. Mucho humo. En mis pocos días en su redacción recuerdo verle llegar a su pecera, a media mañana, siempre, con sus periódicos y su aire de persona más allá de todas las morales. Luego empecé a leerle y seguí haciéndolo siempre. De los pocos, muy pocos, que he seguido con interés sin que por algún motivo haya tenido que dejar de leerles. Robert Duval le clavaría el personaje. Y está a la altura. Para este pequeño columnista de las cosas murcianas y las tontunas con el que me hice un hueco, sacar una sonrisa con cada columna y que sea con algo que está pasando, por aquello del periodismo… Es algo que aprendí de García Martínez.

Alguna vez alguien me ha dicho que lo mío olía a Zarabanda… Y yo, feliz.

—Oiga, eso es autobombo.

Bueno, qué es si no el columnismo. Una recóndita forma de hacer valer lo que uno piensa. Lo que uno ve. Lo que uno disfruta. Pero el objetivo es siempre compartir, por encima de todo.

García nunca estaba solo en sus columnas. Otra marca que nos dio esa gracia a los murcianos, patrimonio inmaterial del periodismo murciano son esas interrupciones de su alter ego llamando la atención del articulista. Y del lector, claro. Si no la hay aún, falta una tesis doctoral sobre La Zarabanda, la columna decana del periodismo murciano, en la que, estoy completamente seguro, están todas las claves para demostrar por qué a la tonta del bote no ha llegado aún el AVE, no nos sacan las fiestas populares en los telediarios o parezca que sólo hace calor en Sevilla.

Así que sí, con el viaje de García Martínez perdemos esa frescura de la actualidad, aunque sea rozándola en cada Zarabanda, pero seguimos ganando todo un legado.

—Menudo tópico, Achopijo…

Pues sí, puedo gastar el lujo de tirar un tópico para darle un aplauso a García, como le llaman sus amigos periodistas, siempre bajo una mueca de orgullo de haber sido amigos de un tipo que ha escrito decenas de miles de columnas y que ha mantenido el interés contando cosas que sólo él veía y escribía. Eso, amigos de esta esquina, es la plenitud de escribir columnas. Así lo veo yo. Zarabandista, por siempre. Gracias, García. Vale.

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