La Opinión de Murcia

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La Feliz Gobernación

Ángel Montiel

Fernando vetó a Patricia

López Miras propuso a Luengo, Ortuño y Arroyo, pero no le compraron el ticket. Vetó a la alcaldesa de Archena y tuvo que aportar una representación de perfil bajo, en la que Cartagena quedó excluida

López Miras, durante el Congreso nacional del PP. E.P.

Desde San Esteban lanzan un mensaje: «Hemos ganado peso». Y es probable, si lo entendemos en relación a las consecuencias de la fiesta gastrónomica sevillana, pues la cena de la delegación de Murcia en el Hotel Hesperia de la capital andaluza se prolongó hasta la madrugada, pero en la balanza política el PP murciano sufrió un evidente descalabro. «Del congreso del PP salimos mejor de lo que entramos», asegura Fernando López Miras, pero si se refiere a la organización murciana el balance no puede ser más nefasto: no hay nada que compense la pérdida de un secretario general que, por lo demás tenía abducido al presidente: la cúpula del PP, antes de pasar por Sevilla, murcianeaba, y ahora Galicia y Andalucía se han hecho con el pan y la sal, de modo que Murcia pasa a la irrelevancia, a pesar de ser una de las Comunidades que cuenta con un Gobierno popular (si bien es cierto que del género sexual trans).

Esa reflexión del líder murciano es un extraño homenaje a Teodoro García Egea, que hasta hace cinco minutos era su patrocinador, devaluado hasta el punto de que ni siquiera estaba en condiciones de asistir al congreso. Pero no es la primera vez: la carrera política de López Miras es una huida hacia adelante en la que va dejando atrás a sus patrocinadores, primero PAS y después Teo. Aunque, ojo: atrás, pero en la sombra. En una alargada sombra, a la que se añade, también y a la vez, la del tito Vicente Martínez Pujalte, otro perjudicado por el nuevo estatus.

El presidente murciano usa ahora la vara de medir en lo cuantitativo (ha ampliado levemente el número de representantes en los órganos nacionales de dirección), prescindiendo de lo cualitativo: tenía en Génova al secretario general nacional, Teo, y a su propio secretario general regional, José Miguel Luengo. López Miras intentó el pasado fin de semana revalidar a este último y colocar a su número dos en el Gobierno, Marcos Ortuño, así como a la alcaldesa de Cartagena, Noelia Arroyo. No le compraron el ticket, tal vez porque desde Madrid estos nombres (aunque los dos primeros gozaran de mayoría absoluta en Yecla y San Javier) sean todavía considerados ‘gente de Teodoro’. Le pidieron nombres de políticos de imagen ganadora, tan escasos en la Región, ya que la inmensa mayoría de los Ayuntamientos está en manos del PSOE, y el más obvio era el de Patricia Fernández, alcaldesa de Archena por mayoría absoluta en tres mandatos sucesivos, pero en este caso el veto lo puso López Miras. Ni por encima de su cadáver, pues se trata de su segura adversaria en el congreso regional del partido, y no es cosa de darle una plaza en el equipo de Feijóo.

Así que fue necesario recurrir a la segunda fila: Visitación Martínez, de San Pedro; Juan Francisco García, de Caravaca; Joaquín Buendía, de Alcantarilla, y Rebeca Pérez, portavoz del PP en la oposición en la capital murciana. La consecuencia es que Cartagena quedó fuera, con todo lo que es Cartagena, y Lorca, con todo lo que es Lorca.

Y con lecturas políticas abiertas: ¿La elección de Joaquín Buendía, uno de los posibles apoyos de Patricia Fernández, es un gesto para atraerlo al redil o una inevitable concesión a la adversaria? ¿La elección de Rebeca Pérez es un guiño contra José Ballesta en la futura candidatura a la alcaldía de Murcia o una prueba de apoyo a éste, ya que Pérez es una de sus más leales colaboradoras y el exalcalde quiere seguir al margen de cualquier responsabilidad orgánica? Pero si es esto último ¿cómo es que López Miras propuso a Noelia Arroyo, quien a pesar de ser alcaldesa de Cartagena también carece de responsabilidades en la dirección del partido? ¿Cómo es que Ballesta no y Arroyo sí? Y ¿cómo es que para Ballesta, estando en la oposición, hay relevo en Rebeca, y Arroyo no tiene sustituto orgánico? Lo último parece obvio: el PP cartagenero de Quino Segado es un aparato vacío, solo el instrumento de la sostenibilidad política de éste, pero sería interesante saber qué opina de que López Miras siga la línea de Teo consistente en promover a Arroyo frente a él en la dirección del partido. Esto va a acabar muy mal.

En Sevilla, por lo que al PP murciano respecta, se libró una partida a la desesperada para salvar los muebles, y solo quedaron los que en términos jurídicos relativos a las herencias se denomina como la legítima estricta. La influencia de López Miras quedó degradada a cero, con una representación de muy limitado perfil político a efectos internos. Presumir de ganar peso en estas circunstancias es un síntoma clínico de anorexia. Política, en este caso.

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