La Opinión de Murcia

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Enrique Nieto

Apuntes del natural

Enrique Nieto

De aquellos polvos...

Enrique Nieto

Cae la lluvia. Escribo esto junto a una ventana el viernes por la mañana. Llueve y percibo que el viento sopla bastante fuerte haciendo cimbrearse una palmera que siempre parece que podría caer, pero que tengo la seguridad de que va a mantenerse, como aquel ‘enhiesto surtidor de sombra y sueños’, que era un ciprés, pero es que las palmeras y los cipreses se mueven de una manera muy parecida cuando sopla el viento. Ambos son árboles que saben siempre cuándo ceder y cuándo mostrarse fuertes ante los elementos. La verdad es que echamos de menos que llueva más en esta Región, tan falta de agua, pero cuando llevamos ya tantos días, tenemos nostalgia de nuestra vida al aire libre y nuestro sol, ¿verdad?

Problemas. Un hombre mayor les dice a otros dos, entrando en un bar, cerrando el paraguas: ‘Llevo los pies encharcaos totalmente. En cuanto llegue a mi casa tiro estos zapatos que son una m… ‘. ‘Lo barato sale caro’ dice uno de los otros con mucha retranca.

Depende. Recuerdo una actuación de Gila en la tele. Aparecía como un ‘hombre del tiempo’, delante de un mapa, con un puntero en la mano señalando zonas de España, y decía: ‘Mañana puede ser que llueva aquí…, o que no llueva…Depende del tiempo’.

Serie. Hoy les voy a recomendar una serie de televisión con muchas advertencias. Ojo a la cosa que no es broma. Se trata de Entre hombres. Es argentina y muy violenta, a veces asquerosa y puede llegar a ser realmente desagradable en algún momento. Son cuatro capítulos, y lo que sí puedo asegurarles es que, si se meten en ella, es probable que les dé rabia que se acabe, porque en mi opinión es buenísima. Empieza con una pequeña orgía y luego sigue con los tiros, las muertes y la violencia desatada. Pero hay un cierto cachondeo interno, una búsqueda de la complicidad con el que la está viendo que funciona como un reloj. También hay una mirada a lo peor de la sociedad, unos actores magníficos y muchas más cosas que observar. Yo la he disfrutado. Ustedes tienen la decisión de verla o no verla.

El patio, revuelto. ‘Madre mía, madre mía, ¡cómo está el patio!’, dice una señora en el kiosco de los periódicos, mirando la portada de LA OPINIÓN, el viernes, en la que puede leerse este titular: ‘El Gobierno de Miras, en vilo durante tres horas’.

Lo da el oficio. Veo una foto del príncipe Guillermo de Inglaterra con su mujer, Kate Middleton, haciendo percusión con las manos en unos instrumentos primitivos, rodeados de hombres y mujeres del pueblo indígena, en Jamaica. Hay que ver el ridículo que tienen que hacer algunos por aquello de ser príncipes, oiga.

Corrupción. Esta semana ha muerto Luis Roldán, aquel hombre que en los noventa levantó uno de los escándalos más tremendos en lo que llevábamos de democracia. La corrupción, que ya había asomado la patita por la ventana algunas otras veces, aquí enseñó hasta la cadera, o mejor el riñón, que fue lo que se forró este tipo. El que fue director de la Guardia Civil con el gobierno de Felipe González se llevó millones de los fondos reservados del Ministerio del Interior a sus cuentas en el extranjero, robó y engañó todo lo que pudo. Cuando lo descubrieron, se escapó y desapareció en París. Pasados 11 meses, se entregó a la policía en Laos y fue trasladado a España donde se le juzgó y pasó quince años en la cárcel. Recuerdo todo aquel escándalo, la sarta de mentiras de este hombre, la vergüenza que tuvieron que pasar los gobernantes de la época. La corrupción, oiga, la corrupción.

Polvos y lodos. La tal Corina Larssen, la examante del rey emérito a la que él le regaló 65 millones de euros, denunció a Juan Carlos I por acoso y le pide una gratificación económica por lo que ha sufrido, la pobre mujer. Parece ser que lo van a juzgar por ello en Inglaterra y que va a tener que pagar. Es que ella tiene muchos gastos. Nunca mejor usado el refrán: ‘de aquellos polvos, estos lodos’. 

Guerra

Guerra

Qué horror lo de la invasión de Ucrania. Dan ganas de llorar cuando uno ve esas imágenes de gente que hace un mes vivía como nosotros en nuestra Región, y ahora todo es muerte a su alrededor, miedo, llanto y abandono de sus hogares. El Putin ese, maldita sea su estampa.

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