En unas semanas arranca la campaña de la Renta 2021. Recuerde esta cifra: 400 euros. Es la cuantía media que cada español pagará de más. Lamentable, no será porque hayamos ganado notablemente más que otros años. Ese incremento se debe a que en 2021 la inflación se situó en el 6,5%, sin invasión rusa de Ucrania que lo justifique, por más que Sánchez se escude en ella para eludir su responsabilidad ante la fragilidad económica de España en los últimos años. Tampoco había detrás ninguna tensión generada por Rusia cuando ha anunciado subidas de impuestos sistemáticamente desde que llegó al gobierno.

Ante la grave crisis nacional e internacional que vivimos, con las familias y las empresas españolas en una situación económica límite, necesitamos responsabilidad. Por eso el Partido Popular le tiende la mano al Gobierno para que apruebe ya tres medidas urgentes. Primero, la corrección del efecto del alza de los precios en el IRPF; segundo, la reducción del impuesto sobre los combustibles; y tercero, la aplicación del IVA superreducido del 4% al gas y a la electricidad.

De esta forma, el Partido Popular abre la puerta a Sánchez a librarse del lastre de comunistas e independentistas para que España pueda alinearse con nuestros vecinos europeos. Ya no hay excusas para no actuar como Italia, Bélgica y Francia, que han reducido el IVA de la energía y el impuesto de hidrocarburos y están ayudando a los hogares más vulnerables y a las empresas intensivas en consumo eléctrico. El PSOE tampoco tiene excusa para no seguir a Alemania que, con un Gobierno de izquierdas, va a subsidiar el combustible unos veinte céntimos por litro, ha asumido hasta 175 euros de la factura de la luz de las familias con menores rentas y ha incrementado las desgravaciones fiscales por kilómetro recorrido para ir al trabajo.

En definitiva, Sánchez puede aliviar hoy mismo la carga fiscal a ciudadanos y empresas. Si no lo hace, sólo hay dos explicaciones posibles que, en absoluto, son excluyentes. La primera es que los socialistas se sientan realmente cómodos gobernando con Podemos, Bildu, ERC y otros satélites. La segunda consiste en que el Gobierno de España quiera estirar los beneficios económicos particulares que esta espiral inflacionista le reporta. Y es que la inflación, que es el doble que en Francia y superior a la de países como Portugal, Italia o Alemania, hará que Sánchez recaude más de 3.500 millones de euros extra, según la propia AIReF. Es decir, cada día diez millones de euros salen de nuestros bolsillos directos a cualquiera de las ocurrencias y frivolidades de este Gobierno; cada día, Sánchez nos hace diez millones de euros más pobres.

A lo anterior hay que añadir que las comunidades autónomas tienen que enfrentarse al reto que supone atender a quienes huyen de Ucrania buscando refugio en España ante los ataques rusos indiscriminados. También tienen que reducir el impacto económico que la invasión está agravando en multitud de sectores de actividad, pero estas tareas resultarán imposibles sin el compromiso del Gobierno español. Por eso, reclamamos una financiación adecuada que nos permita hacer frente a esta situación excepcional.

Nunca es más necesario el acuerdo que en un momento de crisis. Por eso el Partido Popular está dispuesto a tomar ya decisiones de Estado que alivien a los ciudadanos. Como presidente del Gobierno, le corresponde a Sánchez decidir si quiere seguir el camino de los principales países europeos o quiere perpetuarse como una anomalía tan exótica como dañina para los ciudadanos. Que decida pronto, porque los españoles nos están esperando.